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Kia Stinger GT 3.3 T-GDI AWD. Alabado seas

El ritmo de lanzamiento de productos en Kia se ha acelerado en lo últimos tiempos, y no hace tanto pasaban por estas páginas el nuevo Rio y el Stonic, que comparten una nueva plataforma y permiten a la firma coreana luchar todavía mejor en esos segmentos donde la economía manda y cada vez más clientes meten a Kia en su 'quiniela' de favoritos. El Sportage ya lo consigue entre los SUV de talla media, y en breve llegará una nueva generación del Cee'd que busca situarse entre los mejores compactos del momento.

Pero Kia pica aún más alto, y la prueba es este Stinger que hoy probamos, una berlina Gran Turismo disponible sólo con motores enérgicos y a la que podríamos buscar rivales como el Volkswagen Arteon, dotado también de una carrocería coupé de cinco puertas. Pero el Stinger pone el listón más arriba incluso, tanto por dinamismo -La prueba está en esta versión GT con un V6 Biturbo de 370 CV- como por rendimiento, tacto general o tecnología. Siempre habrá 'marquistas' «respetables» y aquellos que se mueven por tópicos acuñados lustros atrás «menos respetables» que pongan en duda nuestra opinión, pero parece obligado empezar el artículo dejando clara una idea: un Stinger poco tiene que envidiar a un Audi A5 Sportback o un BMW Serie 4 Gran Coupé. ¿Oigo risas? Bueno, no se trata de convencer a nadie, y nuestra labor se reduce a probar cosas y contarlo.

Nadie debe entender que el Stinger es 'mejor' que los alemanes, pues también tiene sus puntos débiles, como un peso excesivo -rebasa los 1.900 kilos en orden de marcha, cuando sus rivales bajan de 1.800- o un consumo mayor; aunque incluso en esto también conviene matizar, pues la versión probada es uno de esos raros productos que en nuestro test gastó menos de lo homologado. En serio. La media oficial es de 10,6 l/100 km y le hemos medido 10,4 litros. Si añadimos que eso nos ha ocurrido en uno de cada 500 vehículos probados ya está todo dicho. Aún así, 10,4 es mucho, y al S5 Sportback de 354 CV le medimos 9,7 litros, y 'sólo' 9,9 a todo un RS 5 Coupé con sus 450 CV.

Si el gasto preocupa, mejor apuntar a versiones menos potentes, y especialmente al diésel de 200 CV; pero si lo buscado tiene que ver con las sensaciones y el poderío, este 3.3 T-GDI parece realmente apropiado.

¿Caro?

De acuerdo, son 54.150 euros, pero te llevas un V6 con doble turbo, 370 CV, cambio automático y tracción total, un equipo de serie que sólo recibiremos de marcas germanas a base de invertir varios sueldos y pagas extras, una carrocería de 4,83 metros que hace volver miradas, un interior apto para transportar a la familia… A nuestro juicio, Kia da tanto por lo que pagamos ?incluyendo ahí mucha calidad y una garantía ejemplar? que hemos valorado su precio con la máxima nota: cinco estrellas. Y otros dos 'cincos' llegan por la seguridad ?no sólo la dotación de modernos asistentes es excelsa, sino que añade un magnífico comportamiento? y las prestaciones, pues el Stinger GT corre que se las pela. No acelera desde parado como el S5 por culpa del mayor peso ya citado, pero solventar el '0-100' en 5,1 segundos no está mal, y salir del primer kilómetro lanzado a 223,1 km/h también aviva el pulso. La velocidad punta es de 270 km/h ?estos detallitos tienen su importancia en las 'autobahn'? y le hemos medido 3 segundos exactos para recuperar de 80 a 120 km/h ?3,3 tarda el Audi S5?, de manera que los adelantamientos son coser y cantar.

No sólo es 'lo que corre', sino 'cómo corre'. El V6 Biturbo es un prodigio -lástima que le guste un poco la bebida- porque empuja con contundencia y suavidad a la vez, algo a lo que ayuda el altísimo par -disponible desde sólo 1.300 vueltas- y la inmediata respuesta del cambio automático de 8 marchas, que es más ágil al seleccionar los modos de conducción Sport o Sport+. También en esos programas el sonido del motor se acentúa, y si en condiciones normales el V6 ya suena bien -con los decibelios bastante controlados-, al pedirle 'guerra' el Stinger brama con fiereza extra. Pero sin escándalos ni alardes excesivos, de modo que conducir en Sport no condenará al pasaje a perder confort.

Encandila también el Gran Turismo de Kia por su seguridad, eficacia o sencillez de manejo, y a medida que giramos el mando del DMS (Driver Mode Select) van variando los ajustes de todo lo que tiene que ver con la conducción, incluido el reparto de tracción. De hecho, el modo Smart 'aprende' de nuestro estilo de uso y va modulando todo ?dirección, suspensión…? según las necesidades.

Puede que haya modelos más radicales al límite, e incluso más efectivos en la lucha contra el cronómetro al afrontar una vía de montaña, pero se nota que los ingenieros lo pusieron a punto en Nürburgring y que no salieron de allí hasta que todo cuadró. Tracción perfecta, paso por curva rápido, cómodo y aplomado, dirección rapidísima y de gran tacto… Y de los frenos se ha encargado Brembo, que ha elegido discos ventilados de medida generosa para detener el coche en distancia cortas. Y no decimos 'muy cortas', pues el peso se nota y Kia no recurre a neumáticos excesivos, especialmente delante.

Por lo demás, cochazo. Puede que los 406 litros del maletero sepan a poco en viajes largos o que la quinta plaza resulte incómoda, pero hay calidad y ergonomía de sobra, la tecnología lo preside todo y convertiremos cada desplazamiento en una experiencia.

LA CLAVE

Si al finalizar el 2017 me hubiesen preguntado por mis grandes descubrimientos del año, creo que el Stinger se habría hecho un hueco en la elección. De hecho, el Gran Turismo de Kia se ha metido entre los siete finalistas del 'Car of the Year 2018'. Exhibe el poder de la marca coreana en tecnología y calidad; y presume de una puesta a punto digna de las firmas 'premium'.