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Kia Ceed Tourer 1.6 CRDi 136 DCT GT Line. Un familiar para acertar de lleno

Lo hemos contado ya otras veces pero insistimos en ello: los familiares son, a nuestro juicio, los modelos más 'maltratados' por el público español. Y nos referimos a que sus ventas nunca han despuntado, pese a sus múltiples ventajas, mientras que a su lado iban floreciendo segmentos que se ponían de moda, como sucedió primero con los monovolumen -hoy en retroceso- y ahora ocurre con los SUV. Kia sigue ofreciendo el exitoso monovolumen Carens, que no tendrá sucesor, y cuenta con una rica gama crossover/SUV -del Stonic al Sorento, pasando por Niro y Sportage-, pero no baja la guardia en el capítulo de los familiares, un tipo de coche en el que cree la firma coreana, como muestra la presencia en su gama Ceed del exclusivo ProCeed -carrocería 'shooting brake'- y del Tourer que nos ocupa, cuya carta de presentación es un récord.

Y es que los 625 litros de maletero con cinco plazas en uso no tienen parangón en su clase: 610 anuncia el Skoda Octavia Combi, 608 el nuevo Ford Focus Sportbreak, 605 el Volkswagen Golf Variant… Y es un dato clave, pues de cara a los viajes en grupo siempre suele faltar espacio a la ida -cuando tenemos todo colocado como un 'tetris' alguien se acuerda de las bolsas que hay en la nevera- o a la vuelta -la ropa sucia ocupa más, por algún fenómeno desconocido, y hay que añadir los 'souvenirs' en forma de quesos, vino o cestas de mimbre-. Y ante eso, el Ceed Tourer da la talla. Además, podemos poner cosas en sus prácticos dobles fondos -más abajo va la rueda de repuesto, que es de serie- y si abatimos el respaldo posterior, de tipo 60:40, el volumen de carga crece a 1.694 litros.

Pero el espacio no se limita a la zona de equipajes, y el habitáculo también es amplio: sobresaliente por altura al techo -96,5 centímetros en la segunda fila, y eso que el acabado GT Line probado tiene techo panorámico-, notable por anchura -los 131,5 centímetros en la banqueta posterior dan para acoplar tres adultos- y aprobado sin más por hueco para las piernas, pues con un conductor de 1,75 al volante detrás quedaría una cota longitudinal de 69,5 centímetros. La parte buena, que apenas hay túnel de transmisión y el quinto ocupante irá relativamente cómodo.

Seguimos repasando un interior donde hay bastantes compartimentos para guardar cosas y donde prima la racionalidad y la ergonomía. En esto se nota el sello 'alemán' de una marca que diseña y desarrolla buena parte de sus productos en torno a su sede europea en Frankfurt. Todos los mandos están en 'su' sitio y tienen el tamaño adecuado, hay salidas traseras de aire, la pantalla táctil de 8 pulgadas queda a mano, la visibilidad es buena en todas direcciones, los asientos son cómodos y sujetan, la instrumentación es completa… ¿Perfecto entonces? La perfección no existe y Kia lo sabe, y por eso se han apresurado a anunciar que la gama Ceed introducirá varias mejoras de las que, por cierto, ya disfrutará desde el inicio el cuarto integrante de la familia: el Ceed crossover. Es el caso de los mandos de la climatización, que serán más visibles que ahora -con mucha luz ambiente no se ven bien los dígitos- o del cuadro de instrumentos, pues se ofrecerá ya uno digital configurable.

En cuanto al acabado general

El nuevo Ceed está muy bien hecho, aunque destaque más por ajustes, sensación de robustez y calidad propiamente dicha que por refinamiento, pues conviven los buenos materiales -son mayoría- con plásticos de peor aspecto.

No obstante, la impresión de agrado es alta. Y a eso contribuyen factores ya citados como la amplitud, la ergonomía o la terminación, pero también un equipamiento muy completo -a la extensa dotación del nivel GT Line nuestra unidad sumaba el interesante Pack Premium, que cuesta 2.550 euros- y una buena calidad de rodadura. El nuevo Ceed estrena plataforma, común a la usada en el Hyundai i30 pero con ajustes específicos que buscan un carácter más dinámico, y eso se aprecia en cuanto empezamos a circular. Confort de marcha, buen filtrado de la calzada y suavidad de funcionamiento a la que ayuda un motor diésel bastante silencioso, incluso en frío, y el cambio automático de doble embrague -con levas en el volante y modo Sport-, que encarece la factura 1.700 euros. Aunque si queremos ajustar la factura de verdad lo mejor será apostar por el acabado Tech, ya bien dotado y 3.500 euros más asequible que nuestro protagonista.

Salimos a carretera y el Ceed Tourer 1.6 CRDi 136 DCT demuestra que, sin ser un misil, tiene potencia, par y respuesta suficiente para garantizar buenas prestaciones a plena carga y seguridad en maniobras de adelantamiento, algo con lo que la eficacia del cambio -más suave que rápido, todo hay que decirlo- tiene bastante que ver. Los 7,1 segundos que tarda en recuperar de 80 a 120 km/h están muy bien, e incluso le hemos medido una aceleración desde parado -0 a 100 km/h en 9,7 segundos- mejor de la anunciada. Además, el consumo es razonable, por más que los 6,3 l/100 km de media real se alejen de los 'imposibles' 4,2 homologados en el anterior ciclo NEDC -bajar de 6 es fácil a poco que relajemos el ritmo-; y el conjunto se remata con un comportamiento que calificaríamos con un notable alto, pues los Michelin Primacy 3 en medida 225/45 R17 influyen positivamente en la buena frenada y en el paso por curva. Además, la dirección es precisa y muy rápida -2,44 vueltas de volante-, y el compromiso entre eficacia, balanceo y confort es muy convincente, con una suave tendencia a tirar de morro al límite en las curvas más cerradas y una zaga que jamás se descompone.

LA CLAVE

Otro modelo familiar que consolida nuestra positiva opinión sobre este tipo de vehículos, menos 'de moda' que los SUV pero más racionales en muchos aspectos. El Ceed Tourer combina un maletero récord en su clase con una dinámica notable, una alta calidad general y mucho agrado. Y el motor diésel de 136 CV, asociado al cambio automático de doble embrague, rinde bastante bien.