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Jaguar E-Pace D180 Auto S AWD. Sobrepeso casi bajo control

Habría sido un error imperdonable que Jaguar no diseñara y lanzara al mercado un SUV de tamaño compacto como este E-Pace, por tres razones importantes: porque la marca tenía dinero para hacerlo, porque contaba con la tecnología y porque disponía de clientes y de éxito. Éxito cosechado dentro de la propia firma británica por otro todocamino más grande, como es el F-Pace. O por el Evoque, un auténtico superventas de la marca hermana Land Rover y base técnica utilizada para poner a punto el Jaguar E-Pace, sin que aparentemente a los ingenieros les haya importado mucho partir de un peso que ya en el Range pecaba de elevado.

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El SUV más pequeño de Jaguar mide sólo 4,39 metros de largo, pero sus formas, menos estilizadas y por lo tanto más aprovechables que las del Evoque, le permiten ofrecer un espacio habitable más holgado del esperado. El acceso a este espléndido habitáculo comporta poco esfuerzo por la altura del coche, y una vez en su interior la sensación es la de estar en un vehículo de mayor tamaño gracias al aprovechamiento del espacio y al acertado manejo de los volúmenes. De remates rigurosos y materiales de calidad, no parece sin embargo que los diseñadores hayan arriesgado mucho en un salpicadero un poco aburrido, salvado 'in extremis' por una gran pantalla táctil de 10 pulgadas con una gran resolución que, además, deja suficientes interruptores aparte como para no despistarse mucho toqueteando la zona táctil. Pero no ha sido acertado que la base alrededor de la palanca de cambios esté rematada en aluminio brillante, ya que los reflejos del sol a determinadas horas del día deslumbran de forma muy desagradable.

En las plazas traseras caben tres adultos sin agobios gracias a una buena cota de anchura, al espacio razonable para las piernas y a un túnel central de sólo 16 centímetros de alto por 14 de ancho. Y el maletero arrasa con un volumen -577 litros- casi increíble si tenemos en cuenta las cotas exteriores del vehículo. Aunque lo mejor es que con una rueda de recambio instalada en el doble fondo, esa cifra se reduce a unos magníficos 484 litros, también en ese caso por delante de sus rivales.

El E-Pace saca músculo

Pero resulta cuanto menos curioso comprobar que uno de los aspectos en los que más empeño ponen los fabricantes hoy en día, como es el ahorro de peso, Jaguar lo ha pasado bastante por alto desarrollando un modelo que, en la versión que nos ocupa, pesa nada menos que 300 kilos más -equivalente a tres o cuatro adultos-que, por ejemplo, un Mercedes GLA. Y, obviamente, el peso excesivo pasa factura de muchas maneras en un coche. Pasa factura en el consumo, en las prestaciones, en el comportamiento o en el desgaste prematuro de elementos como ruedas, amortiguadores o discos y pastillas de freno. Sin embargo, en su lucha contra un inconveniente tan importante, los ingenieros del E-Pace han sabido contrarrestar en muchos aspectos esos kilogramos extra a base de tecnología, que han manejado con buen criterio para disimular en parte ese sobrepeso. Por ejemplo, en marcha al coche se le nota pesadote en algunas situaciones concretas, pero no es la tónica general; y, sobre todo cuando se incrementa el ritmo, el E-Pace saca músculo y demuestra que cuenta con un chasis muy eficaz preparado para mucha más energía, como la que representan los 300 caballos de potencia del motor Ingenium de gasolina. Nuestra unidad carecía de suspensión de dureza regulable y, sin embargo, siempre obtuvimos un aplomo y un tacto muy deportivo sin que esa firmeza apreciada desembocase en una incomodidad manifiesta para los ocupantes, seña inequívoca de un gran trabajo en la puesta a punto del chasis. Dada su condición de tracción total, y con el pedigrí que proporciona tener detrás a Land Rover, el E-Pace ha superado con nota nuestras pruebas 'off road' gracias a un sistema 4×4 muy eficaz y a unas cotas de movilidad todoterreno bastante utilizables. Y valga de muestra un botón, ya que el todocamino británico cuenta con una profundidad de vadeo de 50 centímetros -a una velocidad máxima de 7 km/h-, o unos ángulos de ataque, ventral y de salida mejores, por ejemplo, que los de un Subaru XV.

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Tampoco da la impresión de ser un coche perezoso o de que los 180 caballos se queden cortos una vez en movimiento, y menos si llevamos seleccionado el programa Dynamic del Jaguar Drive Control. Es verdad que es un poco más lento que sus rivales, pero a los que no les quite el sueño parar el cronómetro unas décimas antes, con este E-Pace diésel van a circular a buen ritmo la mayoría de las veces. El cambio automático de 9 marchas otorga al E-Pace aún más caché tecnológico. Y su buen escalonamiento, combinado con la posibilidad de adaptarlo al tipo de conducción -incluido ese modo Dynamic tan deportivo-, consigue que el sistema aporte agrado y un punto de relax siempre bien recibido en un atasco. Lástima que no lleve levas de cambio en el volante de serie, lo que haría aún más divertida su conducción… cuando apetece que la conducción sea divertida.

Por último, el sobrepeso tampoco ha penalizado en exceso el consumo, aunque como es habitual las cifras obtenidas en tráfico real se alejan bastante de las homologadas oficialmente por la marca. En este caso ayuda bastante esa novena marcha, en la que a 120 km/h el motor gira a unas relajadísimas 1.600 rpm, y un modo ECO que prioriza el consumo por encima de otros aspectos. No obstante, la cifra de consumo más habitual realizando una conducción normal en carretera y autovía o autopista va a ser la comprendida entre los 7 y los 8 litros cada 100 kilómetros, cifra que aumentará exponencialmente a medida que incrementemos el ritmo, la carga o ambas cosas.

LA CLAVE

Si asumimos que vamos a pagar más que incluso por el todocamino compacto más pomposo, el E-Pace ofrece una extensa lista de alicientes para inclinarse por él y no por otro modelo de los que crecen como setas en este segmento. Lástima que a los ingenieros se les haya ido de las manos el peso, un aspecto al que parece no haberse dado importancia. Y la tiene.