comscore

Ford Mondeo HEV Sportbreak Vignale. Eficiencia funcional

Han pasado prácticamente cuatro años desde que tuve la oportunidad de probar por primera vez el Ford Mondeo HEV. Y aunque ha transcurrido tiempo, esta tecnología perdura, sobre todo ahora que el 'baile' de etiquetas de la DGT hace tan atractiva la solución híbrida para el cliente.

Desde entonces, el Mondeo ha sido actualizado a nivel de diseño y de tecnología. También incorporó este elegante y sofisticado acabado Vignale en el que casi no falta detalle; y, más importante aún, la mecánica híbrida ya no está exclusivamente ligada a la carrocería de cuatro puertas, porque por 1.000 euros más tienes este Sportbreak -sigue sin haberlo en variante berlina de cinco puertas-, que además de añadir 20 litros extra a su maletero -pasa de 383 a 403, pero aún así son 122 menos que en un Sportbreak 'normal'-, suma un funcional portón, infinitamente más práctico que la angosta tapa del sedán. Eso sí, para que tenfa apertura 'manos libres' hay que pasar por caja.

La carrocería Sportbreak será vista con buenos ojos por aquellos que busquen un híbrido funcional -ojo, porque este Mondeo no tiene rivales directos- sin tener que recurrir a un formato SUV. O a un familiar híbrido enchufable, que están en auge pero son más caros y requieren contar con un punto de recarga eléctrica -si es en nuestra vivienda, mejor- para sacar provecho de sus capacidades en cuestión de eficiencia.

Con 187 CV

Este Mondeo Sportbreak HEV esconde una mecánica 'sencilla' para lo que hay hoy en día, pues combina un propulsor atmosférico de gasolina con otro eléctrico para ofrecer 187 CV de potencia y 30,6 mkg de par motor, que se envían a las ruedas delanteras por medio de un cambio de variador continuo.

Las mejoras introducidas a comienzos de año en esta versión híbrida hacen que su mecánica sea más suave y silenciosa que antes. Y eso se nota, porque si aceleras a fondo, el motor térmico no se escucha en 'estéreo', como sucede en algunos competidores que usan una transmisión similar. Y si necesitamos correr, corre, porque ofrece buenas prestaciones teniendo en cuenta su peso, que aún considerando las baterías, el motor eléctrico o el cableado extra, le permiten ser 36 kilos más ligero que un Mondeo Sportbreak 2.0 TDCi 190 CV.

En vías rápidas no sacarás excesivo partido a su lado eléctrico. Y eso que es capaz de alcanzar 137 km/h sin ayuda del motor térmico. En estos casos el consumo se resiente ligeramente y será semejante al del Mondeo diésel de similar potencia. Ahora bien, su depósito tampoco es excesivamente grande -tiene 11 litros menos que un TDCi- y viajando a 120 km/h, situación en la que gasta 7,1 l/100 km, nos dará para hacer 690 kilómetros entre repostajes.

En estos casos su confort de marcha es sensacional, porque su puesta a punto presume de un equilibrio perfecto. Y ten en cuenta que los Vignale equipan asientos delanteros con masaje, calefacción, ventilación… Para viajar como reyes. Y las plazas traseras van en la misma línea.

En cuanto a su dinámica, pocos peros se le pueden poner, aún sin equipar las ya habituales suspensiones activas. Pisa de maravilla, y el tacto de la dirección o del pedal de freno no es tan artificial como en otros híbridos. Y, por cierto, frena a la perfección: 51,9 metros desde 120 km/h. También acelera muy bien -mejor incluso que un 2.0 TDCi de 190 CV-, adelanta sin problemas y sólo si viajamos a Alemania nos quedaremos atrás con una punta de 187 km/h. Aquí, sobra.

En cuanto bajamos el ritmo, su motor eléctrico cobra protagonismo. Este se alimenta de la batería de 1,4 kWh de capacidad que hay bajo su maletero, y que se recarga en marcha.

Da para recorrer poco más de 1,5 kilómetros en eléctrico, pero curiosamente no hay un botón para 'forzar' dicho modo. Si no aceleramos en exceso el motor térmico queda en un segundo plano y actuará sólo cuando se lo pidamos con el acelerador. Todo ello supone que en nuestro recorrido urbano de 16,5 kilómetros, 11,9 -supone un 72 por ciento, y todo ello queda reflejado en su cuadro de instrumentos, con gráficos algo pasados de moda- los hizo en eléctrico, lo que ayuda a firmar un consumo de 5,8 l/100 km. Pero hay que decir que ese gasto está muy supeditado al estado de carga de la batería.

Es bastante sencillo colocar sin querer la palanca en 'L', un programa para usar en las bajadas y retener más, lo mismo que lograremos pulsando el botón del lateral del pomo. Diremos también que los cinturones traseros con airbag son incómodos, además de opcionales, aunque este Vignale trae prácticamente de todo. Eso sí, yo me ahorraría 5.425 euros y me quedaría con el Titanium, cuyo equipamiento de serie ya es brillante y, además, gasta menos gracias a sus llantas de 16 pulgadas.

LA CLAVE

La carrocería Sportbreak le aporta funcionalidad por unos más que justificables 1.000 euros. Y no solo por los 20 litros extra frente al sedán, sino por el portón posterior. Aunque su tecnología no es de hoy ni de ayer, es un vehículo solvente que ofrece buenas prestaciones y bajos consumos, y presume de confort de marcha. Ahórrate 5.425 euros y quédate con el Titanium.