Sea moda o un cambio en los gustos llegado para quedarse, lo que 'huele' a SUV gusta al público. Conscientes de ello, en Ford han preparado versiones Active, con más altura al suelo y estética crossover, de sus nuevos Fiesta y Focus; y aplican idéntica fórmula en el pequeño Ka+ aprovechando la remodelación de este utilitario de 3,96 metros, que en el conjunto de su gama presenta retoques de la imagen externa, introduce algunos cambios en el diseño interior que optimizan su aspecto y actualiza su tecnología al ofrecer el sistema de información y entretenimiento Sync 3 con pantalla de 6,5 pulgadas, el parabrisas calefactado o los sensores de lluvia y luz. Y en el Ka+ Active se va más allá, pues la personalización incluye barras de techo, protecciones en pasos de rueda, frontal y zaga, llantas de 15 pulgadas exclusivas y, dentro, volante de cuero o alfombras de goma en el habitáculo y la zona de carga.
No es un SUV, evidentemente, pero tiene ese aire y se beneficia de 23 milímetros de altura extra, lo que se agradece al circular por pistas -buena idea la de sustituir los 195/55 R15 del resto de Ka+ por unos 185/60 R15 que filtran mejor los baches-, pero también en ciudad, pues reducimos el riesgo de dañar el frontal con la acera. Y es increíble lo que cambia un par de centímetros, pues entramos y salimos con más facilidad, y parece que controlamos el tráfico algo mejor.
Además, Ford ha sustituido los motores del Ka+, pues ahora ofrece un diésel 1.5 de 95 CV y este tricilíndrico 1.2 de gasolina, disponible con 70 y 85 CV, aunque para el Active sólo se contempla el más 'enérgico'. Se anuncia un 10 por ciento más de par que en el 1.2 anterior de cuatro cilindros entre 1.000 y 3.000 rpm, pero las prestaciones siguen sin ser su fuerte, y la marca debería pensar en unos desarrollos de cambio más cortos que realzaran su empuje -al motor sí se le nota voluntarioso-, pues necesita 16,6 segundos para pasar de 80 a 120 km/h en cuarta, y eso es mucho.
A cambio, el gasto real nos ha parecido muy razonable: 6,6 l/100 km de media. Y bajaría alguna décima si pudiésemos usar la quinta más veces, como en los repechos de autovía. No obstante, sorprende que el Ka+ Active homologue 5,7 l/100 km con este motor, frente a los 5,0 del Ka+ normal. Sin duda, cosas de la altura y su peor aerodinámica.
En cuanto a comportamiento, aprobado general por su eficaz estabilidad, facilidad de manejo y rápida dirección, aunque los tambores traseros y la menor anchura de goma alargan algo la frenada, y los 57,1 metros medidos desde 120 km/h son sólo correctos.
LA CLAVE
El Ka+ con el nuevo motor 1.2 Ti-VCT y acabado Ultimate cuesta 11.350 euros, pero pagando 1.050 euros extra lo convertimos en Active. ¿Merece la pena? Pues, al margen de cuestiones estéticas -ahí no entro-, depende; porque gasta algo más pero su altura extra será muy útil tanto en el medio rural como en la ciudad.