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DFSK 580 1.5 turbo CVT Intelligent GLP. Made in China

Los españoles tenemos una tendencia natural a despreciar sistemáticamente, y de partida, todo producto que lleve el sello 'Made in China'. Sobre todo por la imagen que han dejado y dejan en nuestro subconsciente los productos de calidad baja y muy baja que comercializan las tiendas o bazares chinos, que crecen como setas incluso en los barrios más elitistas. Sin embargo, no podemos obviar que de las fábricas chinas también salen productos de alto nivel. Con calidad como la que tiene un iPhone, una cartera de Loewe, innumerables prendas de ropa o calzado de marcas de élite o, centrándonos ya en productos de allí, marcas tan globales, fiables y exitosas como Lenovo, Haier, Huawei o Xiaomi. Y es que cada vez está más claro que la calidad no viene garantizada por el país donde se produce determinado producto, sino por la marca que respalda todo el proceso de desarrollo y fabricación.

Y en este caso, el DFSK 580 pertenece al gigante chino de la automoción Dongfeng, primera marca registrada en la industria automotriz china, que además figura entre las 500 más prestigiosas del mundo. Dongfeng Motor Corporation es uno de los mayores grupos automotrices del mundo, teniendo en la actualidad unos activos totales por valor de casi 30.000 millones de euros y 176.000 empleados. Dongfeng es allí accionista mayoritario de PSA (Peugeot, Citroën y Opel).Y también productor exclusivo de Peugeot, Citroën, Nissan, Kia y Honda para el mercado chino. Así que parece que esta gente sabía lo que hacía cuando diseñaron, desarrollaron y construyeron este SUV de 4,7 metros de longitud -lo que un Volkswagen Tiguan Allspace- con siete plazas y una lista interminable de sorpresas buenas, y otra lista algo más pequeña de fallos sin explicación, sobre todo por lo poco que habría costado solucionarlos. Es el caso de un limpialuneta trasero de velocidad fija y no intermitente, un volante regulable solo en altura -que no condiciona excesivamente la postura-, la ausencia del dato de autonomía en el ordenador de viaje o la radio sin RDS -la pantalla no muestra el nombre de la emisora sintonizada-. Sinceramente son defectos que no entorpecen la conducción ni tienen mucho peso en el veredicto final, pero ensombrecen un poco, sin merecerlo, la imagen del conjunto.

Sin embargo, la lista de aspectos positivos se impone, más por el hecho de verlos asociados a un todocamino de marca china -lo reconozco, inicié la prueba con algunas ideas preconcebidas- que por su innovación. Y es que este acabado Intelligent lleva todo lo que estamos acostumbrados a ver -y a pagar aparte- en un coche europeo: faros Full LED, techo de cristal panorámico, freno de estacionamiento eléctrico, cámara de 360º, sensores de lluvia y luces, intermitentes dinámicos, climatizador automático, asientos de piel… Y casi todo funciona a la perfección, salvo un climatizador que a veces no entiende bien la temperatura seleccionada. El DFSK 580 no solo tiene un interior de buen aspecto y un diseño europeo y atractivo, sino que los ajustes son buenos y no parece que el coche vaya a tener un envejecimiento prematuro. Además, más de 200 puntos del coche han sido sometidos a un profundo trabajo de reducción de vibraciones y ruidos (NVH); y se nota. Se nota la insonorización del habitáculo y la ausencia de ruidos aerodinámicos, logrando una atmósfera refinada de alto de gama.

Y cuando toca hablar de espacio, el SUV chino ofrece para dar y tomar; incluso en una tercera fila en la que no suelen sobrar centímetros, un adulto de 1,86 cabe perfectamente sin hacer contorsionismos, con suficiente confort como para emprender un viaje sin importar lo que dure. Cuando se abaten, esos dos asientos dejan una superficie de carga imponente de entre 765 y 835 litros, superior a la de cualquier rival de su clase. Su punto débil, como en prácticamente todos los modelos de siete plazas, es el acceso al 'gallinero', porque el asiento de la segunda fila no suele ofrecer una solución demasiado práctica de acceso al plegarse.

Motor de origen Mitsubishi

El motor del DFSK 580 es un 1.5 Turbo de origen Mitsubishi muy voluntarioso y eficiente, que en este caso se aprovecha del montaje, en segunda fase, de un sistema de gas licuado del petróleo GLP que permite reducir el coste por kilómetro en carburante y aumentar considerablemente la autonomía del coche: hasta más de 1.000 kilómetros sin buscarlo, y más de 1.200 siendo cuidadosos con el acelerador y conduciendo la mayor parte del tiempo fuera del entorno urbano. Y según nuestras mediciones, recorrer 100 kilómetros con gas en el DFSK 580 en recorrido mixto costaría 7,30 euros, mientras que al hacerlo con gasolina la cifra subiría a 11,30: 4 euros de ahorro cada 100 kilómetros.

El motor mueve bien el conjunto asociado a un cambio de variador CVT con seis marchas programadas y bastante resbalamiento -más antipático que penalizado- al acelerar con fuerza, lo que es habitual en este tipo de cajas. Pero se agradece el modo secuencial de la palanca -no dispone de levas-, el modo hielo y el hecho de que el consumo se mantenga a raya en condiciones favorables a pesar del peso. Además, sin ser un tiro, este motor de casi 150 CV permite que nuestro protagonista se mueva con más agilidad de la esperada. Y pese a los balanceos propios de una suspensión diseñada para agradar y mimar los riñones de sus ocupantes, el coche, una vez apoyado, negocia las curvas con facilidad y por su sitio, aunque sin la calidad de pisada y el aplomo de cualquier SUV europeo de siete plazas.

A pesar de la ausencia total de las ayudas a la conducción más modernas, el SUV chino tiene un precio muy competitivo. Además, financiando un mínimo de 19.000 euros en la compra, el importador asume una garantía de 7 años o 100.000 kilómetros, una muestra más de la confianza que tienen en su producto gracias a lo que ha avanzado la industria automovilística china en los últimos cinco años. Y es que además de mejorar notablemente sus procesos de fabricación, los fabricantes chinos están aprendiendo rápidamente a venderse al exterior, logrando cambiar la percepción del público al ofrecer, ahora sí, una buena imagen, una calidad muy lograda y precios muy competitivos.

LA CLAVE

Grata sorpresa la que nos hemos llevado con este SUV diseñado, desarrollado y construido en China por el gigante del automóvil Dongfeng. Salvo importantes ausencias en cuanto a ayudas a la conducción e infoentretenimiento, pocos pueden dar tanto por 25.000 euros. Incluida la etiqueta ECO y sus 7 años de garantía.