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DS 3 Crossback 1.2 Puretech 130CV EAT8. Para desmarcarse

Es tal el 'boom' de ventas de los pequeños SUV que en ese segmento han surgido nichos de mercado tanto por abajo -los llamados 'low cost'- como por la parte alta, donde unos pocos fabricantes luchan por captar a los amantes de lo exclusivo. Destacan firmas como Mini, con el Countryman, o Audi, con el Q2; e incluso modelos de marcas generalistas que merodean en esa parcela 'premium', como Volkswagen T-Roc, Toyota C-HR o Mazda CX-3. Y DS, como máximo exponente de PSA en términos de tecnología o refinamiento, se mete de lleno en ese elitista sector con el DS 3 Crossback, del que probamos en su día la versión Puretech de 155 CV, 1.400 euros más cara que la aquí analizada, que está dotada de idéntico tricilíndrico de gasolina -un 1.2 turboalimentado- pero con 25 caballos menos. No obstante, por par máximo se sitúan casi al mismo nivel -23,5 mkg en el motor de 130 CV y 24,5 en el más enérgico-; y como ambos comparten la transmisión automática EAT8 -DS sólo ofrece cambio manual, y ahí obligatoriamente, con el Puretech 100 y el diésel BlueHDi 100-, al final las prestaciones son más parecidas de lo previsto y de lo homologado por la marca. O, para ser más exactos… ¡son idénticas!

Porque si al DS 3 Crossback de 155 CV le medimos 9,1 segundos en la aceleración de 0 a 100 km/h, 16,6 en los primeros 400 metros arrancando desde parado y 7,3 para pasar de 80 a 120 km/h, al de 130 CV le hemos medido 9,2 en el '0-100', 16,7 en los primeros 400 metros y 7,1 en el '80-120'. Conclusión: andan lo mismo. Es decir, que ahorrar 1.400 euros en esto sale a cuenta. Además, no existe una diferencia determinante en cuestión de consumo, pues si a la versión de 155 CV le medimos 7,1 l/100 km, aquí el promedio ha sido de 7,3 litros, que no es ni mucho ni poco, sino todo lo contrario. Aunque estaría bien que el depósito fuese algo mayor, pues con sus 44 litros debemos repostar con cierta frecuencia en viajes largos.

Muy eficiente

Si por prestaciones la cosa va bien y el gasto real le mete entre los SUV de gasolina más eficientes -el cambio automático de 8 marchas con levas y la ligereza de la nueva plataforma CMP ayudan mucho en eso-, el todocamino de DS destaca también en otras facetas, como un comportamiento sano y predecible en conducción normal, cierta habilidad para desenvolverse ágilmente en vías de montaña o una frenada muy enérgica: sólo requiere 50,3 metros para detenerse desde 120 km/h. Si la dirección, que tiene casi tres vueltas de volante entre topes, fuese algo más directa, al modelo francés habría que darle un sobresaliente en esta faceta, pues lo asocia a un nivel de confort elevado, tanto por el filtrado de la carretera -y eso que las llantas de 18 pulgadas con neumáticos de perfil 55 transmiten con cierta sequedad los baches profundos- como por el buen aislamiento acústico. Impresión de confort que se potencia con el refinamiento general del interior, donde los materiales son 'premium' de verdad -tapicería de cuero, materiales mullidos por todas partes, mucho acabado cromado…- y el equipo de serie es rico -destacan unos faros Matrix LED que optimizan la conducción nocturna-, sobre todo en la unidad probada, de nivel Grand Chic. Y si pedimos en opción 'inspiración' Opera y ciertos elementos tecnológicos avanzados -control de crucero adaptativo con Stop&Go, asistente de mantenimiento en el carril, asientos con masaje…-, se convierte en exclusivo de verdad.

Sin embargo, la originalidad prima sobre la funcionalidad pura, y los diseñadores del interior del DS 3 Crossback, a nuestro juicio, no han cuidadola ergonomía como se debe. Porque la consola central está abarrotada de botones cromados -los cuatro elevalunas, entre ellos- que no se ven bien ni con mucha luz ni en la oscuridad, los mandos existentes a la izquerda del volante -desactivación del asistente de carril, ajuste del Head-up Display…- quedan alejados y obligan a buscarlos apartando la vista de la carretera, la instrumentación digital configurable es algo pequeña y los botones romboides bajo la pantalla central táctil tampoco se ordenan de modo intuitivo. Además, el sistema que despliega las manillas de las puertas cuando nos aproximamos al coche y las repliega al alejarnos no funciona siempre como debiera, aunque sabemos que ese problema 'de juventud' se limitó a unas pocas unidades y ya está corregido.

En cuanto a amplitud, siempre hemos dicho que los 4,12 metros de longitud del DS 3 Crossback le limitan un poco en su pugna con directos oponentes como el Audi Q2 o el Mini Countryman, que son más grandes. De hecho, el nuevo Peugeot 2008, con el que comparte plataforma el DS, es 18 centímetros más largo. En las plazas delanteras se va realmente bien, y las cotas de altura al techo son generosas en ambas filas, pero en la zona posterior no sobra espacio ni por anchura ni por hueco para las piernas. En proporción, los 350 litros del maletero, sin ser de récord, parecen más convincentes, por más que la mayoría de sus rivales ya anuncien 400 o más.

LA CLAVE

Cuando hace unos meses probamos la versión de gasolina Puretech de 155 CV, nuestras conclusiones fueron bastante favorables. Pero por 1.400 euros menos accedemos a la versión Puretech de 130 CV, que también gasta con moderación y, pese a la desventaja en potencia, anda lo mismo. Es decir, una compra más racional, aunque el SUV de DS tiene precios demasiado abultados para su tamaño.