Durante el verano, las carreteras se convierten en un escenario de alto riesgo cuando se realizan obras. Por ello, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha intensificado los controles de velocidad en estas zonas, incluso implantando radares que multan a partir de 60 km/h en tramos afectados por obras. La razón no es recaudatoria, sino clara: reducir atropellos a operarios y accidentes derivados del exceso de velocidad, causados en gran parte por conductores despistados.
Las estadísticas no engañan: en 2024 hubo 142 accidentes en zonas de obras que involucraron a conductores y trabajadores, con 23 operarios atropellados y un total de 142 personas afectadas. Estos datos dejan clara la necesidad urgente de respetar los límites señalizados, por tu seguridad y la de quienes trabajan en la carretera.
2Seguridad de operarios y conductores en el punto de mira

Las víctimas en zonas de obras son, en su gran mayoría, los operarios realizando su trabajo, muchas veces en un entorno tan poco seguro como el arcén o un carril cortado. La DGT ha constatado repetidamente que la mayoría de accidentes en estos escenarios son atropellos causados por vehículos que circulaban a demasiada velocidad.
Reducir a 60 km/h no es un capricho: permite aumentar considerablemente el tiempo de reacción del conductor y aminorar el impacto en caso de colisión. Por ello, además del radar fijo o móvil, habitualmente se instalan paneles luminosos y otros dispositivos para reforzar la señalización en tiempo real.