En el mundo del automóvil, pocos modelos han dejado una huella tan indeleble como la Volkswagen T1, también conocida como «Bulli» o «Kombi». Este vehículo, que se convirtió en un símbolo de la era de la posguerra, ayudó a revitalizar la economía alemana y se ganó un lugar especial en el corazón de muchos conductores alrededor del mundo. Volkswagen, la marca alemana detrás de este icono, jugó un papel crucial en la reconstrucción de Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, fabricando coches que no solo ofrecían movilidad sino también esperanza y renovación.
En Alemania, el departamento de Vehículos Clásicos de Volkswagen Comerciales (VWNO) se dedica a la preservación de modelos únicos producidos por la marca, y a la vez a la búsqueda de vehículos singulares por su peculiaridad. El último hallazgo de este departamento ha sido un Bulli de 1955, de la primera generación conocida como T1, que no circula por las carreteras, sino que se preparó para transitar las vías del tren.
1La transformación mecánica de Volkswagen
Este modelo tan característico fue bautizado como Klv-20 en su día. Nació de la necesidad de la Deutsche Bundesbahn, la empresa de ferrocarriles alemana, de contar con vehículos más compactos que pudieran dar servicio a sus instalaciones. En lugar de crear un modelo desde cero, la idea fue partir de una Volkswagen Transporter de la época, aprovechando su robustez y versatilidad.
El encargo fue realizado a las empresas Martin Beilhack (Rosenheim) y Waggon- und Maschinenbau GmbH Donauwörth. En apenas un año, estas empresas consiguieron crear hasta quince unidades para su uso en las vías férreas, y una de ellas, tan bien conservada, es la que ahora forma parte de la colección de Volkswagen Vehículos Comerciales. Esta unidad específica, perteneciente a Beilhack, ha resistido el paso del tiempo de manera admirable.