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Volkswagen gama R. La hemos probado

No todos los días se tiene ocasión de probar sin límites una amplia gama de modelos deportivos en un circuito de velocidad. No queda otra que acostumbrarnos a la paulatina electrificación en el mundo del automóvil, pero mientras se va asentando también es posible disfrutar al máximo de automóviles de alto rendimiento y grandes prestaciones… sí, de gasolina. Es el caso de la gama R de Volkswagen, la más amplia de su historia con hasta siete protagonistas en activo.

Todo comenzó en 2002, con el Golf R32, y desde entonces no ha ido mal la cosa, ya que se han vendido más de 250.000 vehículos asociados a la mítica 'R'. Lógicamente el abanico se fue abriendo y al Golf se unieron la versión familiar Variant, un coqueto Cabrio, el Passat y su variante Variant, el Scirocco, el Tiguan, el T-ROC, el Touareg, el Arteon y el Arteon Shooting Brake. En cualquier caso la consigna siempre ha sido la misma: trasladar toda la experiencia del mundo motorsport y de la competición al modelo de calle.

Hasta siete modelos R

Actualmente la gama R de VW contempla hasta siete modelos: Golf y el inminente Golf Variant, Tiguan, T-ROC, las dos carrocerías del Arteon y el poderoso Touareg. Todos ellos comparten la plataforma MQB, motor turboalimentado 2.0 TSI, tracción total 4Motion y caja DSG. Bueno todos menos el más sofisticado y grandullón. El Touareg nace desde la plataforma MLB porque se trata de un híbrido enchufable, el único del selecto grupo, variante que confirma que la eficiencia y el rendimiento pueden ir de la mano. Y lo harán en el futuro. El buque insignia monta un propulsor de gasolina 3.0V6 de 340 CV y un motor eléctrico de 100 kW (136 CV), que suman 462 CV. La transmisión es automática Tiptronic de ocho relaciones e incorpora una batería de iones de litio de 14,1 kWh de capacidad que le permite circular hasta 47 kilómetros de manera exclusivamente eléctrica. Por eso conquista la etiqueta medioambiental CERO emisiones.

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Ya hemos comentado que toda la gama R, salvo el Touareg, comparte el bloque 2.0 TSI de cuatro cilindros que eroga 320 CV y 420 Nm de par máximo, a excepción del T-ROC, que reduce ligeramente los números hasta 300 CV y 400 Nm, respectivamente. El cambio en todos los casos (salvo el Touareg) es DSG con doble embrague y siete relaciones y la tracción total 4Motion distribuye la motricidad entre los dos ejes en función de las necesidades.

El Golf R, la niña bonita

Sin embargo, el Golf R siempre ha sido la niña bonita de la familia. Fue el primero y siempre ha gozado de cierto favoritismo a la hora de introducir novedades dinámicas. También en esta quinta entrega. La tracción total se denomina en este caso R-Performance Torque Vectoring, y es capaz de controlar de manera independiente la entrega de potencia que envía a cada rueda trasera. Y en zonas con curvas este elemento electromecánico, que presenta dos embragues multidisco, es capaz de enviar hasta el 100 por 100 del par a una sola rueda. No hace falta decir que esto se traduce en un comportamiento mucho más ágil a la hora de negociar zonas sinuosas. Entre otras cosas porque también está conectado con el bloqueo electrónico del diferencial XDS y con la suspensión adaptativa DCC, ambos de serie.

Además, con el paquete R-Performance (opcional), a los modos de conducción Comfort, Sport, Race e Individual, añade otros dos específicos: Drift y Special. El primero permite enviar toda la fuerza al eje trasero con el objetivo de provocar el sobreviraje. Lógicamente al actuar como un propulsión trasera aumenta la percepción deportiva del vehículo, llegan la acciones de contravolante y se dispara la adrenalina. Digamos que no es aconsejable realizarlo en tráfico abierto, salvo que tengas las manos expertas de un piloto de rallys. Por eso la propia marca sólo recomienda activar esta función en circuito. Lo hicimos. Nos preparamos. Giramos la dirección, aceleramos al máximo y el Golf R comienza a dar vueltas sobre sí mismo hasta completar un giro completo. No tuvimos ocasión de probarlo sobre un trazado con sucesivas curvas, pero promete ser como un pequeño parque de atracciones… aunque con cabeza, insistimos.

Correr con el piso irregular

El segundo modo es el Special. En este caso la electrónica actúa en varios frentes. Por un lado la suspensión adaptativa no contempla un tarado tan firme como con en el programa Race. El motivo es que de esta manera se optimiza el contacto de la ruedas con el suelo cuando el firme es irregular. Además, al actuar de manera secuencial sobre el cambio, no se produce el salto entre marchas, algo habitual para proteger el motor. En este caso subirá y llegará hasta el corte de la inyección. En el nuevo cuadro de mandos Digital Cockpit Pro se añade una nueva configuración, Sport Layout R, que brinda una presentación tridimensional y un cuentarrevoluciones horizontal, con una escala de 0 a 8 (hasta 8.000 rpm), que cambia de color, hasta llegar al rojo intermitente que nos avisa para que subamos de marcha sin dañar la mecánica.

En el circuito del Jarama debutamos con el Golf R. No conseguimos alcanzar los 270 km/h de velocidad máxima que alcanza con el paquete R Performance (se limita a 250 si no se monta esta opción), ni cubrir el 0-100 en 4,6 segundos gracias a la función Launch Control porque partíamos desde el pit line. Sin embargo, sí que pudimos disfrutar del empuje y extraordinario comportamiento sobre el trazado madrileño. La dirección progresiva está realmente bien calibrada, el control de estabilidad nos permite seleccionar un modo deportivo o desconectarlo directamente y con el modo Race vuelva literalmente y se convierte en una tabla, sin balanceos de la carrocería.

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Escape Akrapovic

El sonido del motor es gratificante, más con el escape Akrapovic que monta nuestra unidad y que, además de regular los decibelios y la intensidad en función de cada modo de conducción, también se traduce en un ahorro de peso de hasta 10 kilos. Asimismo comprobamos la eficacia de los nuevos frenos, con unos discos delanteros de 18 pulgadas que ha permitido aumentar el tamaño de los discos. Si a todo esto añadimos un eje delantero rediseñado y aligerado, unas barras estabilizadoras reforzadas y unos neumáticos Michelin Pilot Sport Cup2 que actúan como lapas, el Golf R se comporta como un auténtico deportivo por las bravas, aunque también dulcifica su temperamento si es necesario para resultar útil y confortable en el día a día. Disfrutar de este modelo cuesta 53.565 euros.

Posteriormente tuvimos ocasión de ponernos al volante del resto de la gama. Si el Golf R marca el equilibrio porque todo lo hace bien, el T-ROC R nos pareció el modelo más divertido, pese a su menor potencia y condición SUV, porque se muestra noble y predecible siempre. En este caso firma el 0-100 km/h en 4,8 segundos y la velocidad está limitada a 250km/h. Cuesta 51.615 euros.

La mayor sorpresa nos la llevamos con el Tiguan R, sencillamente porque no esperábamos un talante tan deportivo con su silueta y ya considerable corpulencia. Va de cine y su paso por curva y motricidad están realmente a la altura. Su precio: 64.920 euros. También el Arteon R nos cautivó, aunque los neumáticos después de 15 vueltas de actividad ya comenzaban a dar muestras de deterioro. En este caso la berlina deportiva tiene un precio de 66.720 euros.

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El Touareg R, el único PHEV

Por último, el Touareg R es un deportivo especial por su condición de híbrido enchufable. Lógicamente no goza de la agilidad de sus hermanos menores debido a que su peso (prácticamente dos toneladas y media) provoca mayores inercias que hay que tratar de neutralizar anticipando las maniobras. Además cuando nos pusimos al volante la batería ya estaba descargada y el aporte eléctrico, por tanto, era mínimo. Por eso costaba aguantar el ritmo del resto de la gama R. Aún así es capaz de cubrir el 0-100 km/h en 5,1 segundos y la velocidad máxima es la misma que el resto, por lo tanto limitada a 250 km/h. A los modos de conducción ECO, Confort, Normal, Sport e Individual, añade dos específicos para este modelo, como el Offroad y Snow.

El tiempo de recarga de la batería oscila entre dos horas y media en una toma de 7,4 kW y 8,5 horas en una toma doméstica de 2,3 kW. Disfrutar de este deportivo con etiqueta medioambiental CERO emisiones cuesta 95.840 euros.