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lunes, 8 septiembre 2025

Viajar en la operación retorno nunca fue tan peligroso: el estado de las carreteras alcanza un mínimo histórico

El último estudio de la AEC advierte que más de la mitad de las carreteras españolas están en mal estado.

El verano ha marcado cifras de récord en los desplazamientos por carretera, pero no es el único ‘hito’ histórico que hemos alcanzado. El mal estado de las vías españolas se ha juntado con las cinco operaciones especiales y los más de 100 millones de movimientos que hemos tenido durante los meses de julio y agosto.

De hecho, viajar por España nunca ha sido tan peligroso como ahora, pero no por la velocidad ni por las distracciones (que también), sino porque las carreteras españolas atraviesan su peor momento en décadas. La Asociación Española de la Carretera (AEC) ha confirmado que los firmes están peor que nunca y que la falta de inversión ya nos está pasando factura.

Más de la mitad de las vías españolas presenta daños graves o muy graves, con grietas, baches, juntas deterioradas y un asfalto muy lejos de estar en condiciones óptimas. Por tanto, los viajes por carretera son mucho más incómodos, los vehículos están sometidos a un mayor desgaste, un consumo de combustible superior y, lo más preocupante, un aumento del riesgo de accidente.

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El deterioro de las carreteras no ha parado de aumentar en los últimos años

carretera en mal estado
Fuente: Fundación CEA

Los datos son contundentes y hablan por sí solos. Según la AEC, el 52% de los firmes de las carreteras españolas están en un estado deficiente, con más de 34.0000 kilómetros que requieren una intervención urgente. Es el peor registro en los 40 años de historia de este estudio.

El déficit acumulado en conservación ronda los 13.500 millones de euros, que supone un aumento del 43% con respecto al último informe de 2022. Dicho de otra manera: el esfuerzo económico que se debería hacer hoy para devolver las carreteras a un estado aceptable es mucho mayor que hace apenas dos años. El problema es estructural, no coyuntural, y puede volverse aún más serio si los responsables no toman medidas.

¿Y qué consecuencias tiene esto para los conductores?

  • Aumenta el riesgo de sufrir un accidente.
  • Incremento del gasto en combustible.
  • Más desgaste del vehículo y, por ende, mayor inversión en mantenimiento y reparar averías.

Un pavimento en mal estado puede aumentar el consumo hasta en un 6%, un coste que se suma a la inflación o al precio de los carburantes. Y aquí vemos una paradoja bastante evidente. En España siempre hemos presumido de tener una de las redes de autovías más extensas y gratuitas de Europa, pero esa gratuidad llega acompaña de un deterioro progresivo. ¿Consecuencia lógica de no pagar tantos peajes como en otros países europeos?

¿Quién tiene que pagar la factura?

Peaje carretera española
Fuente: Agencias

El Ministerio de Transportes destina unos 2.000 millones de euros al año para la conservación de las carreteras, pero a la vista de los datos, se queda bastante corta. Y si seguimos a este ritmo, el déficit va a seguir creciendo: más deterioro, mayor coste futuro y más riesgos para los usuarios.

Y en esta situación, vuelve a la mesa el debate de la tarificación por uso. La patronal de constructoras Seopan insiste en la necesidad de implantar peajes en autovías interurbanas, porque permitiría recaudar e invertir más de 80.000 millones de euros durante las próximas dos décadas. Defienden que esto tendría beneficios muy positivos en términos de seguridad, sostenibilidad y modernización de la red.

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La propuesta, como es lógica, no está exenta de polémica. La mayoría de conductores rechazan la idea de tener que pagar por utilizar unas carreteras que ya se financian con los impuestos. En algunos países europeos, como Francia, Italia o Portugal, el pago por uso ha permitido mantener estándares de conservación mucho más altos y carreteras en mejor estado.

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