El verano no da tregua. Después de haber estado al sol, los coches son un auténtico horno rodante, que no mejora ni bajando las ventanas. El salpicadero, el volante y los asientos alcanzan temperaturas que superan fácilmente los 60 °C. Subirse en esas condiciones no solo es incómodo; también supone un riesgo para la seguridad del conductor: fatiga, mareos, pérdida de reflejos…
La primera reacción suele ser poner el aire acondicionado a tope; un gesto no tan eficaz y que, además, fuerza la climatización, aumentando el consumo de combustible o de batería en los eléctricos. Pero hay métodos más rápidos, seguros y eficientes para bajar la temperatura del habitáculo. Y lo mejor: sin arrancar el motor ni tener las ventanas abiertas mucho tiempo.
5La clave está en cómo usas las ventanas

El verano seguirá siendo sinónimo de coches que parecen saunas, pero la solución no pasa únicamente por encender el aire acondicionado a tope. Saber manejar las ventanas de forma inteligente puede ahorrarte calor, tiempo y combustible. Bien sea con el popular truco japonés o con la estrategia de ventilar el movimiento, el objetivo es el mismo: expulsar cuanto antes el aire caliente.
En lugar de resignarte a sufrir cada vez que abras la puerta de tu coche bajo el sol, prueba estos sencillos métodos. No solo ganarás en confort, también podrás conducir con más seguridad y cuidarás tu vehículo. La próxima vez que te enfrentes a un habitáculo abrasador, recuerda: no abras las ventanas sin más, ábrelas con estrategia.