El verano no da tregua. Después de haber estado al sol, los coches son un auténtico horno rodante, que no mejora ni bajando las ventanas. El salpicadero, el volante y los asientos alcanzan temperaturas que superan fácilmente los 60 °C. Subirse en esas condiciones no solo es incómodo; también supone un riesgo para la seguridad del conductor: fatiga, mareos, pérdida de reflejos…
La primera reacción suele ser poner el aire acondicionado a tope; un gesto no tan eficaz y que, además, fuerza la climatización, aumentando el consumo de combustible o de batería en los eléctricos. Pero hay métodos más rápidos, seguros y eficientes para bajar la temperatura del habitáculo. Y lo mejor: sin arrancar el motor ni tener las ventanas abiertas mucho tiempo.
2El truco japonés: refresca en segundos

Para ganar unos grados de frescor en segundos, uno de los métodos más efectivos es el ‘truco japonés’. Es sorprendentemente sencillo, y solo requiere jugar con las puertas y una de las ventanas. El procedimiento es el siguiente: baja por completo la ventana del copiloto, mantén el resto cerradas, y después abre y cierra la puerta del conductor con firmeza varias veces, como si estuvieras abanicando el coche.
Con ese gesto, se genera una corriente de aire que empuja el calor acumulado hacia fuera, permitiendo que entre aire más fresco desde la ventana abierta. En apenas medio minuto, la temperatura interior puede descender entre 8 y 10 grados. Es una forma rápida de hacer que el aire acondicionado trabaje luego en mejores condiciones, o incluso una solución temporal si no quieres gastar combustible.