Desde enero de 2023, los municipios españoles de más de 50.000 habitantes están obligados a crear una Zona de Bajas Emisiones (ZBE) que se regula en base a las etiquetas medioambientales de la Dirección General de Tráfico (DGT). La intención, como ya sabemos de sobra, es limitar el acceso de los vehículos más antiguos o contaminantes para mejorar la calidad del aire que respiramos.
En la práctica, es un quebradero de cabeza para muchos conductores, que no tienen claro si pueden o no entrar en las ZBE con sus coches. Y también los hay que sí lo tienen claro, pero no pueden cambiar de coche pese a las ayudas gubernamentales que existen.
Al final, las ZBE han sido vistas por muchos como un filtro socieconómico más que como una medida ambiental. Ahora mismo, los grandes perjudicados son los vehículos sin distintivo ambiental, pero ya hay ZBE que también limitan el acceso a los que tienen etiqueta B y en un futuro no muy lejano irán también a por los etiqueta C.
Pero no todos los municipios aplican las ZBE de la misma manera. De hecho, Ciudad Real ha decidido romper cualquier legislación con una ZBE a la que pueden acceder los vehículos sin distintivo medioambiental. Una propuesta llamativa que, aunque no lo parezca, sí que es legal y pone sobre la mesa un modelo de gestión diferente a lo que estamos acostumbrados.
Así es la ZBE en la que todos los coches son bienvenidos

El Ayuntamiento de Ciudad Real ha planteado una solución poco habitual para cumplir con la exigencia legal: crear una Zona para Episodios de Contaminación Ambiental (ZECA). Esta ZBE cubre el centro urbano, pero no impone restricciones permanentes. Solo entra en funcionamiento durante episodios puntuales de alta contaminación, lo que, según el propio consistorio, ocurre «uno o dos días al año como mucho».
¿La gran diferencia? Que no se discrimina el acceso por tipo de etiqueta de la DGT. Un coche diésel matriculado en 1998 puede circular perfectamente… siempre que esté empadronado en Ciudad Real o cuente con una autorización de un residente dentro de la ZECA. De hecho, incluso los vehículos sin distintivo ambiental pueden entrar si están registrados en el padrón municipal de vehículos o si un vecino de la zona les facilita un permiso.
La medida responde, en palabras del alcalde, Francisco Cañizares, a una intención bastante evidente: que la ZBE no sea «una zona solo para ricos». Según explicó, «si solo se permite la entrada de coches eléctricos, hablamos de vehículos de más de 60.000 euros, y no todo el mundo puede asumir ese coste». También defendió que muchas personas residentes en el centro de Ciudad Real no tienen previsto cambiar de coche a corto plazo, así que cree que imponer restricciones sin ofrecer alternativas es muy injusto.
A diferencia de otras ciudades españolas, Ciudad Real prefiere aplicar una medida proporcionada y puntual que se aplicará solo cuando empeore la calidad del aire.
¿Un modelo a seguir para la DGT o una excepción?

¿Es legal esta fórmula? Sí. La legislación que obliga a crear ZBE en municipios grandes no fija cómo debe ser esa restricción, solo exige que se implementen medidas que permitan mejorar la calidad del aire. En el caso de Ciudad Real, la peatonalización de ciertas calles bajo el plan Ciudad Real Saludable (ZCRS) se complementa con la ZECA para reducir emisiones contaminantes.
Según estimaciones municipales, estas medidas ayudarán a disminuir las emisiones de NOx en un 40% y las de CO₂ en un 10% para el año 2030. La realidad (y a diferencia de lo que creemos) es que la ley no obliga a excluir vehículos sin etiqueta. Y lo cierto es que, salvo en contadas excepciones de alta polución, en Ciudad Real podrá seguir circulando casi cualquier vehículo, incluido el más veterano.
Solo se verán afectados aquellos coches sin distintivo que no estén registrados en el municipio ni cuenten con autorización de un residente… y solo durante esos raros episodios contaminantes.