Viajar por carretera siempre ha sido sinónimo de libertad. Pero cuando hablamos de hacerlo con un coche eléctrico, la historia cambia. No es que desaparezca la aventura, pero se transforma. Y lo que antes era espontáneo, de pronto exige cálculo, estrategia y hasta un poco de fe en la red de carga.
Con más de 160.000 vehículos eléctricos circulando ya por nuestras carreteras, y el verano como época reina de los desplazamientos, la pregunta es inevitable: ¿está España preparada para que los viajes en coche eléctrico sean realmente cómodos? Porque lo que debería ser un trayecto sin emisiones y con menor impacto ambiental puede convertirse, si no se planifica bien, en toda una odisea.
2Una red en crecimiento, pero aún desigual

Sin embargo, si nos alejamos de estas ‘islas eléctricas’ bien conectadas, la cosa se complica. Aunque ya hay más de 27.000 puntos de alimentación públicos repartidos por toda España, tan solo el 18% ofrecen carga rápida o ultrarrápida. Ello significa que, en muchos casos, puede suponer tiempos de espera de hasta varias horas antes de poder volver a la carretera.
En las zonas rurales, pueblos de interior o áreas de montaña, encontrar un punto de recarga es casi misión imposible. Esto obliga a los conductores a planificar el viaje con antelación, estudiar bien la ruta y, sobre todo, tener un plan B por si el cargador al que ibas está ocupado o fuera de servicio. En el mundo del coche eléctrico, todavía no se puede dejar todo en manos del azar.