Planear las vacaciones implica decidir destino, fechas, alojamiento… y en muchos casos, la forma de moverse. Si no vas a conducir en Europa, República Dominicana o Nueva Zelanda —donde con el carnet español en vigor es suficiente—, lo más probable es que necesites algo más: el permiso de conducir internacional. Es esa credencial extra que, aunque no sustituye a tu licencia habitual, permite que la reconocen en países donde el carnet español no basta.
La Dirección General de Tráfico lo describe como una traducción oficial del permiso nacional y lo convierte en válido para casi todo el mundo siempre que viajes fuera de la UE o del EEE. Su importancia radica en que muchos destinos lo exigen para poder alquilar un coche o simplemente para ser legal al volante. Si estás pensando en vacaciones fuera de esos territorios, este permiso puede ser tan imprescindible como el pasaporte.
1Qué es y para qué sirve realmente

El permiso internacional de conducción es un documentado que traduce tu carnet en diferentes idiomas (español, inglés, alemán, francés, italiano, portugués, árabe y ruso), convirtiendo tu licencia habitual en uno aceptado mundialmente. Su finalidad es evitar barreras lingüísticas y asegurar que los oficiales locales entiendan tus datos.
No es un reemplazo: siempre tendrás que llevar tu carnet español en vigor junto con el internacional. Su validez es de un año desde la expedición y no se prorroga. Una vez terminado ese plazo, si sigues necesitando conducir en el extranjero, deberás sacar uno nuevo.