En España, estamos tan acostumbrados a dejarnos guiar por semáforos, señales verticales o marcas pintadas en el asfalto que muchas veces olvidamos que, por encima de todas ellas, existe una figura que puede cambiar de un momento a otro las reglas del tráfico: el agente de la Guardia Civil. Cuando uno de estos profesionales decide regular manualmente la circulación, su autoridad y sus gestos prevalecen por encima de cualquier otra señal que encontremos en la vía.
Sin embargo, no todos los conductores saben interpretar correctamente esas indicaciones manuales. Una de las más habituales —y también de las que más dudas genera— es cuando el agente extiende uno o ambos brazos en posición horizontal. A simple vista, puede parecer un gesto neutro, incluso poco claro, pero lo cierto es que encierra un mensaje muy concreto que todo conductor debe conocer y obedecer al instante.
3La normativa y su prioridad sobre otras señales de la Guardia Civil

La Ley de Tráfico y el Reglamento General de Circulación establecen que las órdenes de los agentes tienen carácter prioritario sobre cualquier otra señal de la vía. Esto significa que si se produce una contradicción entre lo que dice un semáforo y lo que ordena un agente, lo legal es obedecer al agente.
El gesto de brazos abiertos horizontalmente se encuentra tipificado en la normativa como una de las señales básicas para el control del tráfico. Ignorarlo no es solo una imprudencia, sino una infracción que la Dirección General de Tráfico (DGT) considera grave.
La Fundación MAPFRE recuerda en sus guías de seguridad que este tipo de gestos “tienen plena validez legal y su incumplimiento puede acarrear sanciones, pérdida de puntos y, lo que es más importante, graves consecuencias para la seguridad vial”.