Vacaciones. Esa época dorada en la que desconectamos del trabajo, nos relajamos en la playa o exploramos pueblos con encanto. Pero, en medio de la desconexión, muchos conductores bajan la guardia y aparcan en sitios que parecen inofensivos… hasta que ya es demasiado tarde. El resultado puede ser un coche atascado en la arena, remolcado por la grúa o incluso bajo el agua. Es lo que le ocurrió recientemente a tres jóvenes en Gavà (Barcelona), que decidieron aparcar en la mismísima arena de la playa para “ver el mar de cerca”. El coche quedó enterrado y tuvieron que llamar a emergencias para sacarlo.
Este tipo de errores no solo arruinan el día de vacaciones, sino que también pueden generar sanciones económicas, daños mecánicos al vehículo y un buen susto. Por eso, en este artículo te contamos cuáles son los tres lugares donde nunca, bajo ninguna circunstancia, deberías aparcar tu coche si no quieres que termine convertido en una esponja empapada o, peor aún, como chatarra oxidada.
4Zonas de marea y cauces secos: trampas naturales

Una de las situaciones más traicioneras para los conductores vacacionales es el aparcamiento en zonas que aparentan estar secas, pero que en realidad están sujetas a variaciones del nivel del agua. Esto incluye playas extensas, deltas de ríos, cauces secos o áreas de marismas. Aparentemente inofensivas por la mañana, pueden transformarse en pocas horas en zonas inundadas por efecto de la marea, lluvias río arriba o cambios en la presión atmosférica.
Muchos han vuelto de cenar o de dar un paseo para encontrarse el coche flotando o hundido en lodo. Este tipo de daños no solo es difícil de reparar (agua salada y electrónica no se llevan bien), sino que muchas aseguradoras consideran que el conductor actuó con negligencia y no cubren los costes. Por tanto, nunca estaciones en zonas bajas, aunque parezcan firmes y transitables.