Con la imborrable sombra del 911 como estandarte, Porsche avanza hacia un futuro electrificado sin perder ninguna de sus señas de identidad. Porque, como dice Tomás Villén, “un Porsche es mucho más que un medio de transporte”.
–¿Cómo resumirías la evolución del sector del automóvil en estos 40 años?
–La evolución tecnológica ha sido espectacular. La calidad del producto, su rendimiento o la fiabilidad nada tiene que ver con la de aquellos coches de hace 40 años. Pero donde el salto ha sido aún más significativo es en materia de seguridad y de emisiones contaminantes. La capacidad de evolución que tiene la industria del automóvil estoy convencido de que no la hay en otros sectores. Nuestros ingenieros y diseñadores están permanentemente innovando y, además, las administraciones nos imponen normas cada vez más restrictivas (que no son tan severas para ningún otro tipo de empresa) y somos capaces de alcanzarlas consiguiendo los mejores compromisos con nuestros clientes. Ninguna industria invierte tanto en I+D+i como la del automóvil y, por eso, nuestros procesos de producción y los modelos que fabricamos han avanzado tanto en estas cuatro décadas.
Lo que no ha cambiado es el grado de libertad que nos aporta este extraordinario invento que es el coche. Desde la llegada de los primeros vehículos, hace ya bastante más de un siglo, hasta hoy, el automóvil es sinónimo de independencia, de libertad… y eso no va a cambiar por muchas trabas que se pongan ni muchas alternativas que nos brinden para prescindir de él.
–¿Y la de Porsche?
–Porsche se caracteriza por su espíritu innovador. El mundo se transforma cada vez más deprisa, pero nosotros nunca nos hemos conformado con adaptarnos a los cambios que exige la sociedad, en Porsche queremos liderarlos; no nos conformamos con mejorar lo existente, sino que pretendemos ir un paso más allá haciendo que esa mejora tenga un carácter permanente. Al mismo tiempo mantenemos los principios teóricos de aquellos primeros deportivos Porsche que no tenían equivalente en el mercado, como la ligereza en la construcción, la agilidad o el diseño atemporal. Y manteniendo el ADN, lo adaptamos con la utilización de la más moderna tecnología, lo que hace que nuestros vehículos sean al mismo tiempo tradicionales e innovadores.
El exponente claro de todo ello es el Porsche 911, el icono de nuestra empresa que en 2023 cumple 60 años desde su lanzamiento. Es una muestra clara de cómo se puede tener un producto moderno y tecnológicamente avanzado sin renunciar a los valores esenciales con los que nació en 1963. Las mejoras y el refinamiento en el diseño del ‘nueveonce’ son indudables en estas seis décadas, pero tanto sus principios teóricos como su silueta siguen inalterados, a pesar del enorme avance que hay entre los modelos actuales y los de entonces.
Lo mismo ocurrirá en el futuro, en la era de la movilidad eléctrica. Contribuiremos a ella de nuestra manera particular, haciendo los mejores deportivos de baterías sin renunciar a nuestros principios.
–¿Cuáles son los retos clave a los que se enfrenta el sector? ¿Cómo ves el futuro?
–Yo creo que estamos en un momento apasionante y veo el futuro con optimismo. La industria del automóvil va experimentar en los próximos diez años un cambio mucho más grande que el que ha tenido a lo largo del último siglo. Y eso afecta a todo. Ya estamos hablando de producción 4.0, donde la digitalización y las tecnologías de la información van a permitir un tipo de fabricación casi a la carta. Además, se hará de una manera mucho más sostenible desde el punto de vista del medio ambiente y con una optimización de espacios y recursos inimaginable hace tan sólo unos años. También internet, las aplicaciones móviles y el mundo conectado son el inicio de una revolución en la venta y el uso de los coches. En Porsche llevamos mucho tiempo preparándonos para todo eso y nuestra idea del negocio seguirá siendo la de ofrecer experiencias diferenciadoras para nuestros clientes, con las herramientas de que dispongamos en cada momento. Un Porsche es mucho más que un medio de transporte y su comprador va a disfrutar con él (al volante de un excepcional deportivo) y a través de él (mediante la gran variedad de servicios exclusivos a los que tendrán acceso con los sistemas de conectividad de nuestros vehículos).
La tecnología nos permitirá conocer cada vez más sobre qué, cuánto y cuándo quiere el cliente de nosotros, más allá de los servicios tradicionales ligados a la movilidad. El reto estará en superar sus expectativas en todos los ámbitos, en su relación con el producto, con los servicios, con otros clientes, con su centro Porsche, con la familia Porsche. Si no somos capaces de ir a la velocidad del cliente ni no somos capaces de sorprenderle en cada momento perderemos nuestro posicionamiento premium y no mereceremos ser denominados lujo.
Nuestro objetivo es ser líderes en movilidad eléctrica pero, a diferencia de lo que están haciendo otros fabricantes, no queremos poner una fecha de caducidad a los motores de combustión interna.
–¿Qué nos puedes avanzar sobre la estrategia de Porsche para esta nueva época?
–Porsche se ha fijado como objetivo para 2030 la huella de carbono neutra, con todo lo que eso conlleva. Nuestros deportivos van a estar cada vez más electrificados, pero también tenemos un compromiso de sostenibilidad en toda la cadena de valor, desde las materias primas utilizadas hasta las nulas emisiones de CO2 en las fábricas, pasando por la exigencia de hacer cumplir idénticos estándares a los proveedores. En 2025, la mitad de los deportivos Porsche contará con un motor eléctrico, y cinco años después tenemos la pretensión de que más del 80 por ciento de las ventas de nuestros vehículos en todo el mundo sean de modelos completamente eléctricos.
La movilidad eléctrica tiene máxima prioridad para nosotros, pero al mismo tiempo continuamos fabricando modernos motores de combustión. Estamos comprometidos con la protección del medio ambiente, aunque también apostamos por un enfoque abierto en cuanto a la tecnología a emplear y aquí entran en juego los combustibles sintéticos. Las prohibiciones tecnológicas actúan como un freno a la innovación. Con los e-fuels se puede conseguir la neutralidad en las emisiones de CO2 y eso permitiría que una parte de los más de mil millones de coches que circulan por el mundo pudieran seguir haciéndolo durante un tiempo sin contaminar.
Por tanto, nuestro objetivo es ser líderes en movilidad eléctrica pero, a diferencia de lo que están haciendo otros fabricantes, no queremos poner una fecha de caducidad a los motores de combustión interna. Tenemos que ajustarnos a las demandas de los clientes y a la idiosincrasia de las distintas regiones del mundo. El reto es ser sostenibles y, al mismo tiempo, atender las necesidades del mercado en cada momento y en todos los países. Como te decía antes, nuestra prioridad son las personas en el más amplio sentido de la palabra.
Y para llevar a cabo todos estos retos, no solo nos exigimos una transformación profunda, sino que vamos a hacerlo manteniendo una rentabilidad sostenible. Somos uno de los fabricantes de automóviles más rentables del mundo y pretendemos que eso siga siendo así, incluso con las elevadas inversiones que requiere todo este proceso de cambio. El objetivo es alcanzar un retorno de al menos el 20 por ciento sobre las ventas.
–Elige un modelo de tu marca que haya hecho historia en estas cuatro décadas.
–En el caso de Porsche, creo que nadie lo dudaría. El Porsche 911 es único, atemporal, un icono de la historia del automóvil que 60 años después mantiene el éxito y la admiración del primer día. Buena parte de ese éxito del 911 es que aun incorporando la más revolucionaria tecnología, el lujo contemporáneo y un estilo absolutamente inconfundible, sigue manteniendo las líneas maestras en su diseño interior y exterior, así como los conceptos técnicos básicos de ligereza en la construcción o la disposición trasera del motor con los que nació. Otra clave por la que nuestro ‘nueveonce’ no pasa de moda ha sido su versatilidad, pues como señalaba Ferry Porsche en una de sus famosas frases «es un coche que vale igual para ir a la ópera de Nueva York que para correr el París-Dakar».
Porsche es mucho más que el 911, pero el ADN de este modelo lo trasladamos al resto de la gama, independientemente de que se trate de los 718 biplaza, de un SUV como el Cayenne o de un coche cien por cien eléctrico como el Taycan.
–Y un coche o una tecnología que vaya a marcar el futuro, al menos el más inmediato, en Porsche.
–El Taycan ha sido una revolución para Porsche. El mundo está cambiando y esta empresa ha tenido desde el principio una enorme sensibilidad con todos los temas sociales. Por eso hoy nos sentimos tan comprometidos como el que más con todo lo relativo a la sostenibilidad, que es en definitiva la forma de cuidar nuestro planeta y de garantizar el futuro de las próximas generaciones.
Nuestro espíritu pionero y la capacidad de innovación nos permiten que ese paso hacia la electromovilidad no esté reñido con las prestaciones ni con la deportividad de los coches que producimos. Buena prueba de ello es este primer modelo cien por cien eléctrico de Porsche, el Taycan, y así seguirá siendo con los siguientes vehículos de baterías que llegarán a lo largo de esta década. El Macan será el próximo a principios del año que viene; luego vendrán nuestros 718 biplazas con motor central y, un poco más adelante, el Cayenne.
–Un deseo sobre el sector o sobre Porsche, que te gustaría que se cumpliera
–Me gustaría que la industria del automóvil tenga el reconocimiento que merece en la sociedad y, sobre todo, entre la clase política. Somos uno de los grandes motores de la economía, contribuimos a que la gente viva mejor, a que el mundo sea más habitable. Pienso que la mayoría de las personas nos ve así, aunque hay algunos sectores que nos demonizan y nos culpan de muchos males en los que nuestra influencia no es tal.
Y espero que Porsche siga siendo una referencia entre los automóviles deportivos, independientemente del tipo de propulsión que utilicen, y que sigamos destacando como una marca de lujo contemporáneo.
–¿Qué papel crees que ha tenido la prensa especializada en el desarrollo de la industria automovilística en España?
–Sin duda, muy importante. Hace seis décadas, España empezaba a motorizarse. Éramos un país con poca cultura en el mundo del automóvil, pero a la vez el coche se convirtió en un objeto de deseo para todas las clases sociales. La llegada de la prensa especializada en los 60 contribuyó de manera decisiva a instruir a la gente en este nuevo entorno. Recuerdo perfectamente cómo en el colegio devorábamos las revistas de coches, que poco a poco iban inundando los kioscos.
En todos estos años, la prensa especializada nos ayudó a dar a conocer nuestros nuevos productos, a informar al público de los avances tecnológicos que realizábamos y, en definitiva, a educar a la población para que tuviera criterio a la hora de escoger. Y lo más importante, con la pasión que han puesto los periodistas de esos medios se ha contribuido a que niños y mayores amen el automóvil, disfruten con él y valoren la libertad que nos proporciona.
Felicito a Motor16 por estos 40 años y agradezco su contribución al engrandecimiento de nuestro sector.