Volver de vacaciones significa regresar a la rutina, a los horarios ajustados, a los atascos y también a los gastos fijos que acompañan el día a día. Entre ellos, uno de los más importantes es el mantenimiento del coche, ese compañero inseparable que nos lleva al trabajo, a los viajes familiares o a las escapadas de fin de semana. Sin embargo, pocas veces nos paramos a pensar en lo que realmente cuesta tener un vehículo en propiedad a lo largo del año.
José, jefe de taller con más de 20 años de experiencia, lo resume con ironía: “Si muchos conductores se sentaran a echar cuentas de verdad, más de uno dejaría su coche en el desguace al instante. La gente piensa que solo gasta gasolina, pero detrás hay un montón de costes ocultos que, sumados, hacen una cifra considerable”.
2Revisiones, neumáticos y reparaciones inesperadas

Las revisiones periódicas son la primera factura que todo conductor debe asumir. Una revisión básica, que incluye control de niveles, frenos y dirección, ronda los 120 euros. Si se trata de una revisión más completa, la cifra puede situarse entre los 200 y 300 euros. Son importes que parecen pequeños de manera aislada, pero que, sumados a lo largo del año, se convierten en una partida nada despreciable.
Y luego están los imprevistos: un neumático desgastado que hay que cambiar antes de la ITV, un fallo en la batería en pleno invierno o un problema en la suspensión tras un viaje largo. Como dice José, “ningún conductor cuenta con que el coche va a fallar, pero todos fallan tarde o temprano. Lo caro no es solo repararlo, sino que el golpe siempre llega cuando menos te lo esperas y rompe cualquier planificación”.