Sin lugar a dudas, el 156 es uno de los modelos Alfa Romeo más exitosos de la historia de la marca. Las cifras hablan por sí solas: casi un millón de personas visitaron los concesionarios el primer domingo de «puertas abiertas» y se registraron más de 100.000 pedidos en pocos meses. Se vendieron 680.000 unidades entre 1997 y 2005.
El Alfa Romeo 156 se presentó ante la prensa en 1997, en el Centro Cultural de Belém en Lisboa. La marca italiana quiso crear una berlina que conjugara un gran estilo y un comportamiento dinámico excelente, con un equilibrio entre prestaciones y maniobrabilidad. Tras un duro trabajo de producción, los chicos de Alfa consiguieron crear uno de los mejores coches de tracción delantera de todos los tiempos.
La tracción delantera
Los primeros coches en la historia de la marca se produjeron con tracción trasera, pero desde el principio, la idea de la tracción delantera estaba en la mente de los diseñadores. Satta Puliga y Busso estaban convencidos de las posibilidades de esta solución y comenzaron un programa de desarrollo que tenía como objetivo hacer del 1900 el primer tracción delantera de la marca. A pesar de ello, a principios de los años cincuenta, se consideró la idea de crear un Alfa Romeo más pequeño con tracción delantera.
Estos planes finalmente no se llevaron a cabo y Rudolf Hruska, el padre de las diferentes versiones del Giulietta, se encargó de realizar un doble proyecto: diseñar simultáneamente tanto el coche nuevo como la fábrica donde se construía. En este momento veía la luz el Alfasud, el primer modelo de tracción delantera de Alfa Romeo.
Este subcompacto de 5 plazas escondía un motor boxer de 1.2 litros (con cilindros opuestos) y se beneficiaba de un maletero de 400 litros. Comenzó a producirse en 1972 y se consiguieron comercializar 900.925 unidades hasta 1984. Se convirtió en el Alfa Romeo más vendido de la historia.
Máxima deportividad
Con el 156, los diseñadores crearon el concepto de «deportividad avanzada» combinando potencia, ligereza y control. Para conseguir este objetivo, se aplicaron nuevos materiales (magnesio y aceros hechos a medida), se diseñaron sistemas de suspensión sofisticados y se trabajó para mejorar la maniobrabilidad y la precisión en la trayectoria.
Todo este trabajo dio sus frutos. En 1998, Alfa Romeo recibió por primera vez en premio internacional «Coche del Año» con el 156.