Cuando uno piensa en comprarse un coche nuevo, lo primero que debería contemplar es la seguridad. ¿Está preparado para protegerme en caso de accidente? ¿Tiene sistemas avanzados que eviten sustos al volante? Sin embargo, en España, no es lo que más importa. Lo que de verdad pesa a la hora de tomar decisiones es el dinero.
Según un reciente estudio elaborado por la Fundación CEA y Continental, el 95% de los conductores reconoce que antepone el ahorro económico a la seguridad. La gran mayoría prefiere gastar menos, aunque eso suponga asumir riesgos al volante. Reparaciones pospuestas, seguros con menos cobertura, piezas más baratas… es la preocupante traducción en el día a día.
2Vehículos viejos y de segunda mano: una mezcla peligrosa

España tiene uno de los parques móviles más envejecidos de Europa, y ello influye directamente en la seguridad vial. Más del 40% de los coches en circulación tienen más de 11 años, y uno de cada dos conductores lo compró de segunda mano. En este contexto, resulta especialmente importante mantener el vehículo en óptimas condiciones, pero irónicamente es cuando menos se invierte en él.
La elección del coche tampoco va acorde a su nivel de seguridad. Solo un escaso 3% de los compradores tuvo en cuenta ese factor por delante del precio en el momento de adquirirlo. Al cambiar de vehículo, la seguridad sigue sin ser un criterio determinante para la inmensa mayoría.