En el año 2008 el coleccionista Roland Hall acude a los servicios del carrocero italiano Pininfarina para que le fabricara un automóvil único, una criatura que estuviera inspirada en los legendarios descapotables de los años '30.
El resultado fue este impresionante Rolls-Royce Hyperion, una criatura que es única e irrepetible, y que nace sobre la base de un majestuoso Rolls-Royce Phantom Drophead Coupé de la época. Ahora bien, Pininfarina hacía su trabajo instalando una carrocería debidamente modificada y fabricada en ligera fibra de carbono.
Mantiene su 6.75 V12
Parrilla, paragolpes, faros… incluso la luna delantera se atrasaba 40 centímetros respecto al modelo original con el fin de alargar su capó, bajo el que se encuentra sin cambio alguno su todopoderoso corazón 6.75 V12 atmosférico, un bloque que proporciona 450 CV de potencia, más que suficientes para mover con soltura esta pieza única.
Las puertas, de apertura inversa, también se acortaron, mientras que Pininfarina fabricaba una nueva zaga, así como una nueva cubierta para el habitáculo, en el que desaparecen los dos asientos traseros, porque esa zona ahora está oculta bajo una pieza de madera, material muy presente en el interior de este Rolls-Royce Hyperion. Pero la madera es solo un detalle en un interior donde también ha un exclusivo reloj fabricado por la casa suiza Girard-Perregaux a imagen y semejanza de este Hyperion. Y lo curioso es que este reloj puede separarse del vehículo para que lo luzcas en su muñeca.
Se presentó en Pebble Beach en 2008
Desvelado originalmente en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach en el año 2008, el propio Roland Hall decidió desprenderse de su Hyperion. Y se dice que le pagaron entorno a los 4,5 millones de euros por el.
Sin embargo esta joya ideada por Pininfarina viajó hasta Dubai en algún momento del año 2012 y actualmente lo ha puesto a la venta el exclusivo concesionario AlAinClassMotors, que está pidiendo 2.185.000 euros por esta criatura que apenas tiene los kilómetros de su entrega.
Si bien, este Hyperion demuestra de que hay veces en las que estas creaciones tan exclusivas nunca recuperan su precio.