En España, los robotaxis son aún algo exótico, pero lo cierto es que en algunas ciudades de EE. UU. –como San Francisco, Los Ángeles, Las Vegas o Fénix– e incluso en China estos vehículos autónomos que prestan servicio de transporte bajo demanda se han convertido ya en algo cotidiano.
Pero aunque los vehículos autónomos estén ya integrados en el tráfico cotidiano de estas ciudades, lo cierto es que los robotaxis son frecuentemente protagonistas de numerosas situaciones controvertidas, y la última ha sucedido precisamente en Fénix, donde uno de estos vehículos fue detenido por un policía de tráfico al observar que circulaba por dirección prohibida.
El robotaxi –un Jaguar I-Pace de la empresa Waymo– fue detenido después de que éste condujera temporalmente por un carril en sentido contrario. Las imágenes de la cámara corporal del oficial muestran cómo se aproxima al Jaguar y comprueba que no hay nadie al volante, motivo por el cual el agente no pudo emitir multa alguna en aquel momento.

La multa por conducir en sentido contrario en España
Trasladando la situación a nuestro país, la circulación en sentido contrario o por carriles prohibidos es una infracción muy grave, que conlleva una sanción de entre 200 y 500 euros, así como la retirada de hasta seis puntos del carné de conducir. En la práctica, la Dirección General de Tráfico (DGT) y los gobiernos locales que tienen competencias de tráfico aplican sistemáticamente el valor más alto de la sanción (cómo no), por lo que estamos ante un castigo severo para el conductor infractor.
Y es que, según explica la propia DGT, “Las colisiones frontales son una de las infracciones que causa mayor número de víctimas mortales por accidentes de circulación. La circulación en sentido contrario al permitido es la causa directa del 1 % de los fallecimientos por accidentes de tráfico”.
Pero, para bien o para mal, en España aún no hay un marco regulatorio para la conducción autónoma de nivel 5 –el máximo nivel, caracterizado por la ausencia de conductor humano–, por lo que esta situación, de momento, no podría darse en nuestras ciudades y carreteras.

No se puede multar a un robotaxi
Volviendo al caso de Fénix, el robotaxi Jaguar I-Pace recibió el alto del agente. Tras detenerse, la cámara corporal del policía muestra al oficial saliendo de su vehículo patrulla y acercándose al robotaxi para descubrir, como ya había anticipado, que no había nadie al volante. No obstante, la ventana del puesto del conductor del vehículo se bajó como si realmente hubiera alguien allí, y el oficial pudo hablar remotamente con un operador de Waymo –la compañía que explota el robotaxi infractor– mediante el sistema de telecomunicaciones de a bordo del vehículo.
“Su automóvil ha conducido en sentido contrario”, explica el oficial al empleado de Waymo, quien le responde que va a revisarlo en su sistema informático. No hay imágenes de la infracción, si bien el agente explica que el robotaxi condujo en sentido contrario en una zona en construcción y posteriormente cruzó una intersección, momento en el que el policía encendió las luces de su vehículo patrulla para proceder a la parada del robotaxi. Finalmente, parece ser que la detención concluyó sin que se tomaran más acciones, y el oficial escribió en su informe que “no se puede emitir citación a una computadora”.
Según publican en la web AZCentral, fuente original de la noticia, Waymo afirmó que el Jaguar había encontrado “señalización de obra inconsistente” que le impidió volver al carril correcto durante unos 30 segundos.
Se da la circunstancia de que no es la primera vez que un robotaxi de Waymo es cazado practicando una conducción “inadecuada”. Nuevamente según AZCentral, otro Jaguar I-Pace de esta compañía fue grabado zigzagueando por la carretera como si se tratara de un conductor ebrio.
El problema es que las leyes de tráfico actuales no permiten que los coches autónomos sean multados, pero está claro que sí pueden cometer infracciones, un dilema que los legisladores deberán resolver para evitar que se produzcan situaciones como ésta.