Repsol ha decidido mover ficha en el tablero energético con una propuesta ambiciosa: ofrecer gasolina renovable, de altas prestaciones y capaz de reducir drásticamente las emisiones globales sin cambiar de vehículo. En un momento en que las políticas europeas empujan hacia el coche eléctrico y demonizan el de combustión, la energética española lanza un mensaje: todavía hay camino con la gasolina, si se hace bien.
El futuro de la movilidad no tiene por qué pasar solo por los enchufes. Inspirado en la tecnología de competición que Repsol desarrolla en la Fórmula 1 y la Fórmula 4, el combustible Nexa 95 promete menos emisiones y una experiencia de conducción casi idéntica a la de la gasolina convencional. La alternativa planta cara a los combustibles fósiles, pero también a rivales directos como Moeve, BP o Galp, que buscan su propio hueco en el nuevo escenario de los carburantes sostenibles.
4Competencia directa: Moeve, BP y Galp toman nota
El movimiento de Repsol no ha pasado desapercibido. Empresas como Moeve, BP o Galp también trabajan en desarrollar combustibles más limpios, pero ninguna ha conseguido aún comercializar una gasolina con las mismas garantías. Moeve ha centrado su estrategia en los carburantes premium de alta eficiencia. BP y Galp, en combustibles con aditivos que mejoran la limpieza del motor, pero sin un componente renovable tan relevante.
Con Nexa 95, Repsol lanza un órdago al sector, adelantándose en la carrera por la gasolina del futuro. Su estrategia combina experiencia tecnológica, infraestructura existente y visión clara del mercado: los motores de combustión seguirán vivos durante años, y el reto no es eliminarlos, sino hacerlos sostenibles.








