Renault y la Cruz Roja han querido homenajear a los voluntarios de la organización médica que en los años 80 contribuían con su esfuerzo de manera desinteresada a atender y socorrer heridos en todo tipo de siniestros o accidentes. Para ello, promovido por la Fundación Renault y Renault Retail Group, 36 trabajadores de la red de talleres de la marca francesa han restaurado un R18 GTD, uno de los primeros vehículos médicos especializados en la intervención rápida.
Los trabajadores de la red Renault han dedicado más de 200 horas de su tiempo libre en dejar aquel Renault 18 en perfecto estado, como cuando comenzó su andadura en la Cruz Roja. Esta unidad del Renault 18 fue adquirida para su uso como coche de mando de la Brigada de Socorro de Madrid (una unidad militar que prestaba servicio de ayuda en carretera). Pero finalmente se acabó convirtiendo en 'coche médico' para dar apoyo en acciones de acción rápida y complementar el trabajo de las ambulancias, que estaban atendidas únicamente por socorristas. Fue el primer coche en la historia de Cruz Roja adaptado para las intervenciones de emergencia.
En las tragedias más impactantes
De hecho, este modelo, que siempre estuvo manejado por voluntarios (un conductor, un asistente sanitario, un ATS o DUE y un médico) ha estado presente en algunas tragedias de las más impactantes en nuestro país, como el incendio que devastó los dos edificios de Almacenes Arias, en la calle Montera de Madrid en 1987. Y también participó prestando auxilio en carretera, especialmente en fines de semana y operaciones especiales de tráfico. «Es un vehículo que forma parte de una etapa de nuestra historia, y del que nos sentimos muy orgullosos. Su aportación ha sido mucha y muy valiosa y, de hecho, marcó un antes y un después en los servicios de emergencia», asegura Carlos Payá Riera, presidente de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid.
El vehículo perfecto
El Renault 18 GTD, que había sido diseñado por Gaston Juchet, se adaptaba a la perfección a las necesidades de un coche de intervención rápida. Con su carrocería tipo ranchera, contaba con un motor 2.068 centímetros cúbicos, con cambio de cinco velocidades y 64 caballos, que le permitía alcanzar los 140 km/h de velocidad máxima. Se convertía en una opción ideal para que cuatro ocupantes y la dotación de material sanitario viajaran cómodamente, con rapidez y seguridad.
Para María Luisa de Contes directora de la Fundación Renault para la Inclusión y la Movilidad Sostenible, esta reconstrucción es doblemente satisfactoria «al mismo tiempo que rescatamos parte del patrimonio de la marca con esta restauración, entendemos esta iniciativa como un recordatorio de nuestra implicación y sincero apoyo a Cruz Roja y al papel que desempeña».