Una de las situaciones más difíciles a las que puede enfrentarse un conductor ocurre cuando su coche queda atrapado en una riada. Ante todo, la prioridad en este tipo de emergencias es salvar la vida de los ocupantes del vehículo; sin embargo, tras la evacuación surge la duda de hasta qué punto el coche ha sufrido daños y si es posible recuperarlo. En este sentido, la posibilidad de reparar un vehículo inundado depende en gran medida de la gravedad de la situación y de si el motor estaba en funcionamiento cuando ocurrió la inundación.
Antonio Manzano, asesor técnico del Real Automóvil Club de España (RACE), explica que, aunque el coche se puede salvar en algunos casos, esto depende de varios factores, incluyendo la intensidad de la inundación y si el motor estaba arrancado o apagado. Si el motor estaba apagado, el coche probablemente haya sufrido menos daños, mientras que, si estaba en funcionamiento, las complicaciones se multiplican, ya que el agua puede haber alcanzado partes internas y fundamentales para el funcionamiento del vehículo.
¿Qué ocurre si el coche estaba aparcado y apagado?
Cuando un coche está estacionado y sin encender, el agua generalmente no logra ingresar en el motor, pero sí afecta a los sistemas eléctricos, especialmente las centralitas y la batería, que pueden sufrir cortocircuitos. Esto hace que recuperar un coche inundado sea una tarea compleja, pues es necesario desmontar sensores, conexiones y limpiar o cambiar las centralitas. Incluso si estas piezas son herméticas, es posible que el agua haya logrado penetrarlas, provocando corrosión que en el tiempo afecta su funcionalidad. Por ello, es esencial llevar el vehículo a un taller especializado, como los de la red Eurekar del RACE, sin encender el motor para evitar daños adicionales.
Otro aspecto que destaca Manzano es la corrosión gradual que se produce cuando el agua ha entrado en contacto con los circuitos. En los días siguientes a la inundación, mientras los componentes están húmedos, el vehículo puede parecer que funciona con normalidad; sin embargo, al irse secando, las conexiones se oxidan, lo que impide la conducción de electricidad, provocando fallos en los sistemas electrónicos del coche. Esta es una de las razones por las cuales es tan importante no intentar arrancar un automóvil que ha estado sumergido y llevarlo a revisión lo antes posible para evitar averías a largo plazo.
El caso más díficil de recuperar luego de una inundación
En un caso un tanto más severo, si el coche estaba en funcionamiento cuando fue arrastrado por el agua, el daño seguramente sea considerablemente mayor. Manzano advierte que, al tratar de cruzar una acumulación de agua, el líquido puede ingresar por la admisión del motor, alcanzando la cámara de combustión y provocando lo que se conoce como “bloqueo hidráulico”. En este caso, el agua impide el movimiento de las piezas internas, lo cual puede dañar gravemente el cigüeñal, las bielas y otros componentes esenciales. Cuando esto ocurre, el motor se detiene de inmediato y, en muchos casos, la reparación resulta tan costosa que se considera siniestro total.
La cobertura de los daños por inundación dependerá de las condiciones del seguro contratado y de si se considera o no el evento como catástrofe natural. En España, el Consorcio de Compensación de Seguros suele cubrir este tipo de siniestros cuando el seguro particular no lo hace, especialmente en situaciones graves como inundaciones. Si el evento no es declarado catástrofe natural, lo habitual es que la aseguradora evalúe los daños y ofrezca el valor venal del coche en caso de pérdida total, a menos que la póliza contemple coberturas específicas que puedan beneficiar al propietario.