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Así se deja como recién salido de fábrica y Mazda MX-5 que estuvo parado seis años

En el mundo del automovilismo, pocos coches tienen el estatus icónico que ostenta el Mazda MX-5, conocido en muchas regiones como Miata. Este roadster japonés, apreciado por su manejo ágil y diseño atemporal, ha ganado seguidores leales desde su lanzamiento en 1989. Sin embargo, incluso los coches más queridos pueden terminar en el olvido.

Tal es el caso de un Miata de 1990 que, después de ser guardado en un granero durante seis largos años, parecía haber visto sus mejores días. Pero, como muchas historias de redención automotriz, este modelo tuvo una segunda oportunidad para brillar gracias a los expertos de WD Detailing. Lo encontraron y terminaron arreglándolo para que vuelve a ser el glorioso automóvil que era.

El abandono de este Mazda 1990

El abandono de este Mazda 1990

El Mazda en cuestión no es solo un coche más. Fue el primer vehículo de su propietario, y como cualquier primer amor, tenía un lugar especial en su corazón. Sin embargo, la vida a veces toma giros inesperados, y cuando el dueño decidió formar una familia, el pequeño y deportivo roadster quedó relegado a un segundo plano. Así, este vehículo fue estacionado en un granero, donde acumuló polvo, suciedad y virutas de madera durante seis años.

Afortunadamente, fue guardado en el interior, lo que evitó daños mayores por la intemperie, pero su condición aún dejaba mucho que desear. El coche, que originalmente lucía un tono personalizado de azul claro, estaba prácticamente irreconocible debajo de la gruesa capa de mugre. Además, el hecho de que el Miata hubiera estado sobre un suelo húmedo durante tanto tiempo planteaba preocupaciones sobre la corrosión en el chasis y el tren de rodaje.

La intervención de WD Detailing: Resucitando al Mazda

Cuando el equipo de WD Detailing llegó al lugar, se enfrentó a un Miata que, a simple vista, parecía haber perdido su brillo para siempre. Sin embargo, los expertos sabían que, con el enfoque correcto, podían devolverle la vida a este vehículo tan especial. El proceso de restauración comenzó con una limpieza exhaustiva del exterior, que incluyó aspirar toda la suciedad acumulada y un lavado a presión para eliminar las capas de mugre que ocultaban el verdadero color del coche.

El momento de la verdad llegó cuando intentaron arrancar el motor. Aunque giraba y tenía chispa, el Mazda se negó a encender, ni siquiera con el uso de líquido de arranque. Una prueba de compresión mostró niveles de aproximadamente 90 psi en todos los cilindros, muy por debajo de los niveles óptimos, lo que indicaba posibles problemas internos más graves. La esperanza de que el motor pudiera ser revivido quedó en suspenso, a la espera de una intervención mecánica más profunda. A pesar de los problemas mecánicos, el propietario no pudo contener su alegría al ver a su amado coche luciendo como nuevo.