Cuando Trent Alexander-Arnold anunció su fichaje por el Real Madrid, se desataron todo tipo de expectativas, dentro y fuera del campo. Pero entre las muchas cosas que tendrá que adaptar a su nueva vida en España, hay una curiosidad que ha despertado interés incluso entre los aficionados al motor: su super coche Range Rover de 530 CV y valorado en unos 150.000 euros. Resulta que el club le ha pedido que lo deje aparcado en el garaje y lo sustituya por un BMW… lo que supone un cambio drástico en su imagen sobre las cuatro ruedas.
Esta exigencia no es caprichosa. El Real Madrid mantiene un acuerdo de patrocinio con BMW que obliga a todos sus jugadores profesionales —ya sean del primer equipo, femenino o de baloncesto— a utilizar coches de la marca durante el periodo de contrato. Eso significa que Alexander-Arnold deberá ofrecer parte de su libertad automovilística a cambio de cumplir con las normas del club… y de sus patrocinadores.
5Una medida habitual en el fútbol moderno

Que un club imponga el uso de coches de patrocinadores no es algo nuevo en el fútbol profesional. La mayoría de equipos grandes replican esto: coches de compañía para el primer equipo y recambio anual. Las redes sociales y la atención de los medios hacen de cada llegada un escaparate para marcas como Audi, Mercedes-Benz, Opel… o BMW, en este caso.
Por lo tanto, el que Real Madrid establezca esta norma no es una excepción: es parte de un ecosistema comercial donde la imagen del jugador y el de su coche forman parte del contrato de sponsorización. Más allá del coste real, las marcas “ganan” visibilidad constante.