Acabas de volver de unas vacaciones en la costa, con la piel tostada por el sol, el móvil lleno de fotos y el maletero cargado de recuerdos. Todo parece perfecto hasta que, semanas después, descubres manchas de óxido en los bajos de tu coche. Ese salitre adherido que pasaste por alto tras esos días frente al mar empieza a pasar factura.
Y no es una factura cualquiera: puede costarte hasta 8.000 €. La sal y la humedad aceleran drásticamente la oxidación y la corrosión. Esa pequeña mancha sin importancia puede derivar en reparación de chapa, piezas corroídas y hasta problemas estructurales. Si no quieres que el verano te acabe saliendo más caro que el propio viaje, presta atención. Está en juego la salud de tu coche.
3Lavar el coche tras la playa: mucho más que estética

Volver de la playa y pasar el coche por el túnel de lavado puede parecer suficiente, pero no lo es. Para eliminar la sal de forma efectiva, debes realizar una limpieza a fondo. Lo ideal es empezar con aire a presión para quitar restos secos que podrían arañar la pintura al frotar. Después, con agua también a presión, incide en los bajos y en las llantas, donde la sal se acumula con más facilidad.
Utiliza productos específicos para eliminar residuos salinos, con un paño suave y sin frotar en exceso; y aclara generosamente, asegurándote de que no queden restos que sigan actuando en la carrocería. Así, además de proteger la estética del coche, prevendrás males mayores que pueden comprometer la seguridad y el rendimiento a largo plazo.