Durante años, millones de conductores en Europa han confiado en sus coches diésel como una opción duradera, económica y resistente. Pero ahora, la Unión Europea está decidida a declararles la guerra. Con el pretexto de reducir los accidentes y las emisiones contaminantes, podría dejar a millones de diésel antiguos fuera de circulación. La gran purga ha comenzado.
En la diana, los coches con más de diez años, especialmente diésel sin filtro de partículas. Aunque camufladas como medidas para mejorar la seguridad vial, el objetivo de la iniciativa es más agresivo: sacar del juego a todo vehículo que no cumpla con los estándares medioambientales más estrictos. Incluidos los millones de coches que circulan a diario en España y aún funcionan perfectamente.
2El filtro de partículas, el talón de Aquiles
Uno de los elementos clave de esta purga europea es el filtro de partículas (DPF), diseñado para reducir las emisiones de hollín de los motores diésel. Los vehículos modernos lo llevan de serie. Sin embargo, los fabricados antes de 2009 no lo incorporan, y otros lo han desactivado o eliminado por el alto coste de mantenimiento.
¿El problema? Que, sin este filtro, los coches emiten cantidades mucho mayores de partículas nocivas. Actualmente, no existe un sistema fiable en las ITV para detectar si el DPF se ha manipulado o retirado; por eso, Europa ya está trabajando en nuevas tecnologías de detección. Si se aprueban las medidas, muchos coches podrían ser rechazados en las inspecciones simplemente por no tener este componente.