Pocos fabricantes de automóviles han logrado convertir la personalización en una seña de identidad tan poderosa como Porsche. Desde sus primeros días, la marca de Stuttgart ha hecho del lema de su fundador, Ferry Porsche—“en el principio, yo miraba en el entorno y no encontraba el coche de mis sueños, así que decidí construirlo yo mismo”—una filosofía compartida con sus clientes.
Esa vocación ha cristalizado con el tiempo en dos divisiones clave: Porsche Exclusive Manufaktur y el programa Sonderwunsch, dedicadas a transformar vehículos en extensiones únicas de la personalidad de quienes los conducen.
Todo comenzó con un limpiaparabrisas trasero
La historia de la personalización en Porsche comenzó de forma casi anecdótica en la década de 1950. Uno de los primeros ejemplos documentados es el de Alfried Krupp von Bohlen und Halbach, industrial alemán que solicitó un limpiaparabrisas trasero para su 356 A Coupé.

Aunque hoy puede parecer una exigencia menor, en una época en la que incorporar una radio era considerado un lujo, la petición resultaba inusual. La evolución de esta tendencia ha sido imparable: lo que empezó como modificaciones puntuales, ha terminado por convertirse en una tradición que abarca desde pequeños ajustes estéticos hasta reconstrucciones completas a medida.
Un Porsche 911 para rallys
Uno de los puntos de inflexión llegó en 1968, cuando un Porsche 911 S 2.0 fue modificado para participar en el Rallye Londres-Sídney. Con tubos de escape elevados para vadear ríos y una estructura tubular externa de protección, el vehículo encarnaba la unión entre competición e individualización. Aquel proyecto abrió el camino para la fundación, en 1973, del departamento de Competición para Clientes.

Porsche ha sabido equilibrar el carácter artesanal de su programa de personalización con la sofisticación tecnológica de su ingeniería. A lo largo de los años, modelos únicos como el 917 KH homologado para circular por carretera—encargo del conde Teofilo Guiscardo Rossi di Montelera—o el célebre 935 ‘Street’ de 1983 para el empresario Mansour Ojjeh, se han convertido en hitos.
Este último, con capó plano, cuero en tono Creme Caramel y una pintura exterior Candy Apple, no solo marcó una época: también inspiró la creación de Porsche Exclusive, formalizada en 1986 como división interna especializada.
Porsche 959 con los escapes bañados en oro
En paralelo, las solicitudes de personalización estética fueron en aumento. En 1989, un miembro de la familia real de Catar encargó siete Porsche 959 con acabados cromáticos y tapicerías de búfalo hechos a medida, incluyendo detalles tan extravagantes como tubos de escape bañados en oro de 24 quilates y el escudo familiar en lugar del emblema tradicional de Porsche. Otro caso emblemático fue el del director de orquesta Herbert von Karajan, quien en 1974 solicitó un 911 Turbo con carrocería del Carrera RS 3.0, una combinación inédita hasta entonces.

Ya en los años 90, la personalización alcanzó cotas impresionantes, como en el caso de un 911 Turbo 3.3 Cabriolet de 1990, cuya lista de modificaciones ocupaba 28 páginas. Dotado de una capota eléctrica con sensor de lluvia y caja de cambios de seis velocidades, aquel coche representaba la culminación de una era.
Con el tiempo, la demanda creció tanto que Porsche decidió integrar el proceso de modificación directamente en su línea de producción, trasladando el montaje final al edificio ‘Rössle’ en la Planta II de Zuffenhausen.
Todo comienza con una idea
El salto cualitativo continuó en el siglo XXI. En 2004, el arquitecto suizo Carlo Rampazzi encargó un 911 Turbo Cabriolet completamente personalizado en un intenso tono naranja, inspirado en un plato de porcelana. Aquel proyecto demostró que, para Porsche, cualquier objeto puede ser punto de partida para crear un coche a medida.

Y en 2014, la Panamera Exclusive Series llevó la idea aún más lejos: solo 100 unidades, pintadas a mano en una delicada transición entre negro y marrón Chester, con interiores forrados en cuero Poltrona Frau, marcaron un nuevo estándar.
En 2021, Porsche revivió oficialmente el programa Sonderwunsch, que había sido establecido originalmente en 1978 para responder a la creciente demanda de vehículos personalizados, según se publica en la revista Porsche. Hoy, este programa permite a los clientes participar activamente en el diseño de su coche ideal.
Desde llantas diseñadas desde cero hasta restauraciones completas de modelos históricos, Sonderwunsch ha elevado la relación entre cliente y marca a un nivel inédito. Según Alexander Fabig, vicepresidente de Individualización y Clásicos de Porsche, “la mayoría de nuestros clientes de Sonderwunsch son verdaderos expertos en la marca; tienen un conocimiento técnico asombroso y un vínculo profundo con nuestros productos”, señala.
Porsche Exclusive Manufaktur
El catálogo actual de Porsche Exclusive Manufaktur (aquí más información) ofrece alrededor de mil opciones predefinidas, entre ellas el popular proyector LED con la inscripción Porsche en las puertas, pilotos traseros específicos y escudos bordados en los reposacabezas. Además, con el programa Paint to Sample, los clientes pueden elegir entre más de 190 colores para su vehículo, asegurándose de que ningún Porsche sea igual a otro.
Sonderwunsch: El arte de convertir los sueños en automóviles
Uno de los hitos recientes de esta filosofía es el 911 Sport Classic (992), presentado en 2022 como parte de la edición Heritage Design. Limitado a 1.250 unidades, este modelo rindió homenaje a los Porsche de los años 60 y 70 reinterpretando elementos clásicos con tecnología moderna.
Porsche Carrera RS 2.7 ‘cola de pato’
Su predecesor, el 911 Sport Classic (997) de 2009, también había bebido de esa nostalgia, inspirado en el 911 original y el legendario Carrera RS 2.7 de 1972. Ambos modelos comparten características distintivas, como el alerón tipo ‘cola de pato’, las franjas longitudinales y el techo de doble cúpula.

Ese mismo año, otra joya vio la luz: el 911 Classic Club Coupé, una pieza única basada en la generación 996. Encargado por el Porsche Club of America, este vehículo fue el primero del renacido programa Sonderwunsch y fue subastado con fines benéficos. A pesar de su exclusividad, mantiene un vínculo estético con los Sport Classic gracias a detalles como las franjas decorativas y el diseño de su techo.
Pero la personalización en Porsche no se limita al legado del 911. En 2023, la berlina eléctrica Taycan Turbo S sirvió de lienzo para una colaboración artística sin precedentes. En asociación con el artista abstracto chino Ding Yi, Porsche creó una obra rodante que integra elementos visuales de la pintura ‘Aparición de Cruces 2022-2’.

La complejidad técnica de aplicar la obra sobre la carrocería requirió un proceso de enmascaramiento e impresión extremadamente preciso. El resultado es una fusión de arte y automoción, donde cada línea del coche vibra con la energía del trazo pictórico.
Porsche 911 Speedster del programa Sonderwunch
Otro ejemplo de la maestría del programa Sonderwunsch es el 911 Speedster (993) diseñado por el italiano Luca Trazzi. Según Alexander Fabig, jefe de Individualización y Clásicos en Porsche, este ha sido uno de los proyectos más ambiciosos jamás realizados. Trazzi creó una versión única del mítico Speedster que subraya la capacidad de la marca para reinventar incluso sus modelos más icónicos.

El proceso para desarrollar una pieza única dentro de Sonderwunsch es tan exclusivo como el producto final. Todo comienza con una idea, una inspiración personal que puede ir desde un recuerdo familiar hasta una obra de arte o un objeto cotidiano.
Tras una evaluación de viabilidad técnica y legal, se elabora un pliego de condiciones en conjunto con diseñadores e ingenieros. La colaboración es estrecha: el cliente no solo aprueba las decisiones, sino que actúa como director del proyecto y puede seguir cada fase del desarrollo. De hecho, se le otorga un pase de fábrica, símbolo de una implicación emocional y técnica sin precedentes.
El Porsche 928 S ‘Boo’
Uno de los proyectos que mejor refleja esta colaboración íntima entre cliente y fabricante es el 928 S ‘Boo’, restaurado y personalizado para el cantautor Álvaro Soler en 2024. El vehículo, un clásico de 1981, fue completamente transformado. Su interior en cuero marrón Pampa y su pintura exterior en un exclusivo ‘amarillo Soler Metalizado’ convierten a este coche en un reflejo de la personalidad del artista.
Para completar la experiencia, el equipo de la marca alemana diseñó un sistema de sonido adaptado a sus preferencias musicales y lo sorprendió con una guitarra pintada del mismo color del coche, acompañada por una funda de cuero a juego.

Estos ejemplos ilustran cómo Sonderwunsch se ha convertido en un laboratorio de sueños, donde cada vehículo personalizado no solo responde a un deseo estético, sino que cuenta una historia. Hoy, la demanda de estas creaciones supera la capacidad de producción: Porsche apenas puede realizar doce vehículos únicos en paralelo. Aun así, el equipo trabaja con entusiasmo, conscientes de que están dando forma a algo más que un coche: están haciendo realidad un sueño.
Así, más de siete décadas después de que Ferry Porsche buscara construir el coche de sus sueños, la marca sigue fiel a ese ideal. Y con Sonderwunsch, cualquier cliente puede ser parte de esa historia.
Fotos: Porsche.















