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Porsche 911 Sportomatic. Ha costado más que un 911 Turbo S Cabriolet

Puede que nunca hayas oído hablar del cambio Sportomatic y no te culpo por ello. Esa fue la denominación que los ingenieros de Porsche le dieron a su primer cambio automático, mucho antes de los Tiptronic y no digamos de los actuales PDK de doble embrague.

Un cambio manual pilotado

Corría el año 1967 cuando la firma alemana decidió lanzar un Porsche 911 equipado con una transmisión automática, la cual, además de ofrecer un elevado confort, sirviera a su vez para mantener elevadas dósis de dinamismo, algo que todo cliente de Porsche demanda. Nació así la mencionada transmisión Sportomatic que no es otra cosa que una transmisión manual a la que se le acoplaba un convertidor de par y un embrague monodisco. Se eliminaba así el pedal del embrague, pero su palanca había que accionarla como si de un cambio manual se tratase. Dicha transmisión tenía sólo cuatro velocidades, marcha atrás, además de una posición «parking».

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Los ingenieros de Porsche querían demostrar las capacidades de su cambio Sportomatic, que sólo podían equiparlo las versiones con motor bóxer de seis cilindros como una opción que por aquellos entonces costaba el equivalente a 2.200 euros, una pasta. Para ello inscribieron una unidad en el Marathon de la Route del año 1967, que consistía en rodar durante 84 horas en el trazado de Nürburgring. Esta unidad se hizo con la victoria tras recorrer 9.900 kilómetros a una velocidad media de 117,8 km/h. Demostraban así las cualidades de su transmisión, porque cada vuelta en este trazado supone cambiar unas 50 veces.

Uno de los primeros en equiparlo

El precio de esta transmisión hizo que no se convirtiera en un extra muy popular, pero se lanza en 1968. Un año más tarde, de los 12.000 Porsche 911 fabricados, apenas 1.000 equipaban este cambio. Muchos de ellos, durante todo este tiempo se han convertido en versiones manuales, lo que les convierten en rara avis.

Este que ahora ha sido subastado por RM Sotheby's en Amelia Island es una unidad de 1968 y una de las primeras en equiparlo. Fue adquirido por un cliente de Los Ángeles en este color plata y con un interior en vinilo de color negro. También le añadió el aire acondicionado, además del equipo de sonido Blaupunkt.

A lo largo de sus casi 50 años de vida, apenas ha recorrido 23.000 millas (unos 37.000 kilómetros), lo que unido a su perfecto estado de conservación y su exclusividad han servido de excusa para que alguien haya pagado por él 286.000 dólares. Al cambio son unos 269.000 euros, por lo que te puedes comprar un Porsche 911 Turbo S Cabriolet nuevo y todavía te sobran 19.000 euros para algún que otro extra.