La amenaza de que nos multen o nos quiten la licencia o el coche es una de las principales razones por las que las vías públicas no son una gran batalla campal de destrucción. Pero, ¿qué sucede cuando la policía detecta que se está cometiendo un delito y no hay ningún conductor al que multar? Esa es la situación en la que se encontró un oficial después de detener a un robotaxi de Waymo en Phoenix, Arizona.
El mes pasado, según el Departamento de Policía de Phoenix, se vio la cabina autónoma del Jaguar I-Pace circulando hacia un carril contrario, un movimiento peligroso que seguramente haría que cualquier conductor humano recibiera el paquete completo de luces y sirenas. Las imágenes de la cámara corporal del lugar muestran al policía saliendo de su patrulla y acercándose al Jag para descubrir, como ya había anticipado, que no había nadie detrás del volante.
¿Cómo reaccionó el policía ante este coche autónomo?
«Entonces, su automóvil se dirigió hacia el carril contrario», le explica el oficial al empleado de Waymo, quien luego dice que lo verificará inmediatamente en su sistema informático. No vemos imágenes del incidente que conduce a la parada, pero cuando un transeúnte curioso se acerca para ver qué está pasando, el policía explica que el Waymo se dirigió hacia el tráfico que venía en sentido contrario en una zona de construcción. Luego, se fue a través de una intersección cuando el coche encendió su patrulla para iniciar una parada.
La reacción de la empresa de robotaxis fue inicialmente evasiva. Se negaron a hablar del incidente cuando AZCentral se puso en contacto con ellos. Sin embargo, cuando el sitio web dijo que cubriría la historia de todos modos, la empresa de taxis cedió, alegando que el Jag se había topado con «una señalización de construcción inconsistente» y «se le había impedido volver al carril correcto» durante unos 30 segundos.
Las serias dudas sobre los coches autónomos

Este incidente ocurrido en Estados Unidos pone de relieve las preocupaciones persistentes sobre la seguridad y regulación de los vehículos autónomos. Las leyes de tránsito actuales, diseñadas para conductores humanos, no permiten que los coches o taxis autónomos reciban multas. Esto plantea una pregunta crucial: ¿deberíamos dejar que la tecnología sin conductor opere sin repercusiones legales cuando pone en peligro la vida de las personas? Parece incorrecto que estos vehículos puedan conducir de manera peligrosa y salirse con la suya, algo que nos habría metido al resto en problemas.
La realidad es que la tecnología de vehículos autónomos está avanzando rápidamente, pero la legislación y las normativas parecen quedarse rezagadas. Es necesario un marco legal actualizado que contemple sanciones para las empresas responsables de la tecnología sin conductor. Esto no solo garantizaría que estas empresas como Waymo mantengan altos estándares de seguridad, sino que también ofrecería una protección adecuada a los usuarios de las vías.