El verano siempre deja huella. Para muchos, es sinónimo de descanso, viajes en carretera interminables, escapadas a la playa y rutas de montaña. Sin embargo, todo ese movimiento y las altas temperaturas propias de la temporada también pasan factura a nuestros vehículos. El calor extremo, los trayectos largos, el uso intensivo del aire acondicionado y la exposición constante al sol generan un desgaste silencioso que, si no se controla a tiempo, puede transformarse en una avería costosa de hasta 5.000 euros.
Con la vuelta a la rutina, septiembre se convierte en un momento clave para poner el coche a punto. Una revisión básica puede marcar la diferencia entre circular con seguridad o quedarse tirado en el arcén. Desde la cadena Midas, especialistas en el cuidado del automovilista, lo tienen claro: tras las vacaciones no basta con guardar la sombrilla, también hay que mimar al vehículo para que afronte sin problemas el resto del año.
5Carrocería e interiores: los olvidados del verano

El salitre de la playa, la arena acumulada y la radiación ultravioleta dañan tanto el exterior como el interior del coche. La pintura pierde brillo, los plásticos del habitáculo se agrietan y la tapicería se desgasta con rapidez. Aunque estas no son averías mecánicas, sí representan un deterioro que afecta al valor de reventa y a la estética del vehículo.
Aplicar una capa de cera protectora tras el verano ayuda a mitigar los efectos de los rayos UV sobre la carrocería. En el interior, una limpieza profunda elimina restos de arena y humedad que, con el tiempo, pueden generar malos olores o incluso corrosión en elementos eléctricos. Cuidar estos detalles no solo mantiene el coche en buen estado, también evita gastos de reparación estética que pueden rondar los miles de euros.