Después de un viaje de calor, atascos y maletero cargado hasta arriba, tu coche no vuelve de vacaciones igual que se fue. El verano lo castiga con sus temperaturas extremas, las largas horas de uso y carreteras en condiciones muy distintas a las del día a día. Todo ese esfuerzo se traduce en un desgaste silencioso de las piezas que, si no se atiende a tiempo, puede acabar en una visita al taller.
Por eso, nada más regresar a casa, conviene hacer una revisión rápida y efectiva a los componentes más expuestos al deterioro. Un chequeo sencillo que puedes realizar tú mismo gracias a herramientas tan útiles como un escáner OBD2. Con esas comprobaciones, no solo alargarás la vida útil de tu coche; también te asegurarás de que vuelva a la rutina en óptimas condiciones.
2Líquido de frenos y neumáticos

El líquido de frenos es otro fluido que pasa desapercibido, pero que tiene fecha de caducidad. Con el tiempo absorbe humedad, lo que reduce su eficacia en frenadas. Tras el verano, conviene revisarlo y, si toca, sustituirlo. La recomendación general es hacerlo cada dos años. Pero si notas el pedal de freno más esponjoso de lo normal, no lo dejes pasar.
Los neumáticos son otra pieza a tener en cuenta. Son el único contacto entre tu coche y el asfalto, y el calor es su peor enemigo. Viajar con la presión incorrecta o excesiva carga acelera el desgaste de las gomas y aumenta el riesgo de reventón. Al llegar de vacaciones, ajusta la presión y comprueba el estado de las válvulas. Comprueba también que el dibujo no sea menor al mínimo recomendable de 3 mm.