Mientras el mundo celebraba en octubre de 1985 el éxito arrollador del Peugeot 205, en las oficinas de Sochaux se gestaba un dilema de identidad corporativa que terminaría convirtiéndose en uno de los modelos más peculiares de la década: el Peugeot 309, un coche que técnicamente nunca debió llevar el emblema del león.
Cuarenta años después de su presentación, este berlina compacta de dos volúmenes y medio merece ser recordada no solo por sus méritos técnicos, sino por representar uno de los capítulos más convulsos de la industria automovilística europea: la agonía y absorción de Talbot y Simca bajo el paraguas PSA.

La génesis del 309 es la historia de un momento convulso en la empresa. El 309 fue concebido originalmente como Proyecto C28 para reemplazar al Talbot Horizon; era un coche destinado a llegar a una marca con los días contados. Pero a principios de los 80, PSA tomó una decisión estratégica tremenda: concentrar todos los recursos en Peugeot, especialmente en el exitoso 205, y dejar morir a Talbot.
Un ‘engendro’ fascinante
El resultado fue una especia de ‘engendro’ automovilístico fascinante: una carrocería diseñada para Talbot, plataforma y puertas prestadas del 205, motores heredados de Simca, y un logo de Peugeot colocado en el último momento. Incluso su nomenclatura rompía la coherencia de la gama X05 que la marca lucía con orgullo. El 309 parecía una especie de hijo bastardo que nadie había planeado pero que todos necesitaban.

La presentación oficial se celebró el 17 de octubre de 1985, aunque la comercialización se retrasó hasta 1986. Lo sorprendente es que, pese a su turbulento origen, el 309 resultó ser un producto más que interesante y muy competente. Su elemento distintivo era una cola pronunciada que le otorgaba personalidad, rematada con unos faros traseros grandes de diseño envolvente que atraían todas las miradas.
El habitáculo espacioso situaba al 309 en lo más alto de su segmento. En el momento del lanzamiento ofrecía cuatro motorizaciones de gasolina (desde un modesto 1.1 de 55 CV hasta un respetable 1.9 de 105 CV) y cinco niveles de equipamiento. Entre las versiones curiosas destacaba la GL Profil, cuyo nombre publicitaba sin complejos su mejor aerodinámica: un coeficiente CX de 0.30 frente al 0.33 estándar, que se traducía en menos ruido y menor consumo. Pura ingeniería aplicada al marketing.
Una familia que crece

A partir de ahí el Peugeot 309 fue derivando en una amplia gama de alternativas y en el desarrollo de una familia que conquistó a millones de clientes. Si 1986 trajo la versión diésel (un 1.9 atmosférico de 65 CV), fue 1987 el año que transformó la percepción del modelo. Llegaron ese año la carrocería de tres puertas, el cambio automático y, sobre todo, la versión GTI con motor 1.9 de inyección electrónica y 130 CV (el mismo motor que equipaba la 205 GTI). Con ello el 309 se convirtió en un conquistador también para los más deportivos.
El restyling de 1989 pulió los últimos detalles: nueva calandra, ópticas traseras rediseñadas que armonizaban mejor con el lenguaje visual del 205 y el 405, salpicadero renovado y materiales de mayor calidad. Pero la joya de la corona llegó bajo el capó: el motor 1.9 biárbol de 16 válvulas y 160 CV procedente del Peugeot 405 Mi16. El 309 GTI 16v, exclusivo en carrocería de tres puertas, representaba la cumbre evolutiva de lo que esencialmente era un honesto y práctico coche familiar.
La producción cesó el 31 de diciembre de 1993 tras superar los 1,6 millones de unidades fabricadas. Cifras que cualquier fabricante envidiaría hoy. Y su adiós dio paso al 306, que seguiría fielmente la senda del éxito iniciada con este modelo. La historia de este compacto de la marca del león es un recordatorio de que en la industria del automóvil, como en la vida, los mejores resultados a menudo surgen del caos y la improvisación.
El Peugeot 309 no fue el coche que la marca planeó, pero quizá fue exactamente el que necesitaba: funcional, espacioso, sorprendentemente deportivo en sus versiones superiores, y capaz de absorber el legado técnico de dos marcas desaparecidas sin perder identidad propia.
Imágenes Peugeot 309 40 años
Fotos: Peugeot
















