En el mundo del automovilismo, existen piezas legendarias de coches que representan la cúspide de la ingeniería y el diseño. Entre ellas, el Ferrari 250 Testa Rossa de 1957 ocupa un lugar especial. Con solo 34 unidades fabricadas, este deportivo de líneas clásicas y un motor V12 rugiente se ha convertido en un objeto de culto para los coleccionistas, con precios que superan los 10 millones de euros.
Sin embargo, para algunos, este tesoro del Cavallino Rampante no es más que una pieza decorativa. Es el caso de una reciente creación que ha causado revuelo entre los amantes de los coches: una mesa elaborada con el capó de un 250 Testa Rossa. Sí, han profanado un modelo único en el mundo solamente para terminar sosteniendo vasos de cerveza u otras bebidas.
¿Por qué se transformó este coche deportivo en una mesa de bar?

La pieza en cuestión es un capó original de un 250 Testa Rossa que, al parecer, fue fabricado para reemplazar uno dañado en un accidente. Se desconoce si fue obra de la propia Ferrari o de un restaurador de prestigio, pero se estima que tiene varios años de antigüedad. Lo que sí llama la atención es su destino final: en lugar de ser instalado en un coche, se convirtió en una mesa para disfrutar de una copa de champán o vino.
La creación ha generado opiniones divididas. Algunos la consideran un sacrilegio, una falta de respeto a la historia y la tradición del automovilismo. Otros, en cambio, la ven como una obra de arte única y original, una forma de darle una nueva vida a una pieza con tanta historia. Cualquiera de las posturas que se tomen, no deja de sorprender que se haga esto con un coche tan exclusivo.
Detalles que sorprenden de este Ferrari convertido en mesa

La mesa no solo destaca por su origen, sino también por sus detalles. Se le cortó la parte inferior lateral del capó, se le instalaron faros idénticos a los del coche que pueden encenderse, y se le colocó una fotografía del motor original en la superficie horizontal que ejerce de mesa. Además, cuenta con huecos para mantener cinco botellas y soportes para copas, y por debajo, donde irían las ruedas, tiene hueco para cuatro taburetes decorados con la misma combinación de granate y amarillo con el que ha sido decorado el capó.
A pesar de las críticas que ha recibido, la mesa ha despertado el interés de algunos coleccionistas. Halmo Automobilia, el especialista que la tiene y la vende en Ravenna, Italia, ha anunciado que su precio, que solo dan a los realmente interesados, es muy elevado. La que quedó del Ferrari 250 Testa Rossa, más allá de su valor estético o de su precio, plantea una pregunta interesante: ¿hasta dónde llega el respeto por la historia y la tradición en el mundo del coleccionismo?