Minneapolis, una ciudad normalmente tranquila, se vio sacudida por un incidente que parece más sacado del GTA que de la vida real. Un niño de apenas 10 años fue arrestado por conducir un Hyundai Sonata robado a través de un patio de juegos lleno de niños, en las cercanías de la escuela comunitaria Nellie Stone Johnson. El incidente, que tuvo lugar el pasado 20 de septiembre, dejó a muchos en la comunidad preguntándose: ¿qué lleva a un niño tan joven a actuar de esta manera?
La situación, que suena como una versión real del popular videojuego, expone un fenómeno creciente: niños que cometen delitos graves, sin aparente conciencia de las consecuencias. ¿Es esto el reflejo de una juventud que está siendo moldeada por el mundo digital y sus influencias, o estamos ante un problema mucho más profundo, uno que tiene raíces en una sociedad incapaz de intervenir a tiempo en las vidas de los más vulnerables?
El contexto en el que se dio este incidente a lo GTA
Este niño de 10 años no es ajeno a la ley. A pesar de su corta edad, ya ha tenido más de 30 contactos con la policía desde mayo de 2023. Según el jefe de policía de Minneapolis, Brian O’Hara, el joven ha estado involucrado en varios incidentes delictivos, incluido el robo de vehículos, amenazas de violencia y agresión con un arma peligrosa. Entre estos episodios, uno de los más alarmantes ocurrió en agosto, cuando el niño amenazó a una conductora con un cuchillo, diciéndole “te voy a destripar”. El patrón es evidente y perturbador: una escalada rápida y peligrosa en la gravedad de sus delitos.
Este tipo de comportamiento, a tan corta edad, plantea preguntas incómodas sobre el entorno en el que este niño está creciendo. A pesar de que su madre asegura que no proviene de un «hogar malo», es evidente que factores externos están jugando un papel importante en la conducta del niño. La madre señaló que su hijo está siendo influenciado por jóvenes mayores de la comunidad, quienes lo están arrastrando hacia este ciclo de delitos.
Videojuegos o un vacío de atención

Muchos medios han comparado las acciones del niño con los comportamientos típicos de personajes en juegos como GTA. Sin embargo, culpar exclusivamente a los videojuegos sería simplificar demasiado el problema. Este caso no es simplemente el resultado de un niño que no sabe diferenciar la ficción de la realidad, sino una llamada de atención sobre la falta de apoyo y orientación que ciertos sectores juveniles están recibiendo.
El futuro de este niño y de otros jóvenes en situaciones similares es incierto. Mientras tanto, la policía y las instituciones locales deben redoblar esfuerzos para ofrecer soluciones reales. No se trata de encarcelar a niños de 10 años, sino de proporcionarles un entorno seguro y apoyo psicosocial para evitar que estos comportamientos se conviertan en su norma.