Ocho de los doce helicópteros de la DGT cuentan con un radar Pegasus para vigilar a los conductores desde el cielo, un mecanismo que controla la velocidad de los vehículos y detecta las infracciones desde el aire desde que hace tres años el primero de ellos llegó a la flota aérea de la Guardia Civil de Tráfico.
Su ventaja sobre los radares fijos es que los que están en tierra solo controlan un punto concreto, mientras el Pegasus puede vigilar cientos de kilómetros en un vuelo de apenas dos horas de duración y que el sistema permite controlar un vehículo cada tres minutos de vuelo. A eso se añade que desde el aire se controlan mejor los vehículos que circulan con exceso de velocidad y las conductas temerarias, como no mantenimiento de la distancia de seguridad, uso manual del móvil, no llevar cinturón o casco y maniobras peligrosas o antirreglamentarias.
18.274 denuncias
En esos tres años, han realizado 3.821 horas de vuelo vigilando las carreteras, periodo en el que han controlado 75.000 vehículos y denunciado a 18.274 conductores. Entre sus datos más llamativos, los conductores interceptados a 199 y 242 km/h en tramos limitados a a 90 y 120 km/h, respectivamente.
En cuanto a las velocidades por encima de los limites detectadas, los datos sitúan la media en 28 km/h por encima de lo estipulado en las vías limitadas a 120 km/h, en 30 km/h en las limitadas a 100 km/h y en 33 km/h en las limitadas a 90 km/h.
A 300 metros de altura y desde un kilómetro de distancia
Dos cámaras, un panorámica para el seguimiento y la captación de la velocidad y otra de detalle, que puede leer la matrícula del vehículo, llegando incluso a poder detectar velocidades de hasta 360 km/h, integran los radares Pegasus. Un sistema operativo incluso desde a 300 metros de altura y a una distancia en línea recta con el vehículo controlado de un kilómetro.