La llegada de los peajes digitales, ese sistema sin barreras que permite circular sin detenerse, supone una gran comodidad. Las cámaras registran la matrícula y el pago se procesa automáticamente.
Pero esta innovación también ha abierto la puerta a un nuevo tipo de estafa: el phishing camuflado bajo falsas reclamaciones de peaje. En cuestión de segundos, podrías compartir tus datos bancarios y encontrarte con cargos inesperados.
2Cómo funciona el fraude y qué esconden esas webs

Su estrategia se basa en el phishing: imitan a la perfección la imagen de una compañía real y usan cantidades pequeñas, lo que baja las defensas. Tras pasar por un peaje digital de verdad, es normal que esperes recibir una factura, así que ver un aviso de seis euros te parece plausible. El mensaje presiona indicando que debes pagar o te aplicarán cargos adicionales y cancelarán tu cuenta.
Al entrar al enlace, te topas con una réplica casi perfecta de la página de pago oficial. Ahí introduces tu tarjeta o número de cuenta y, sin darte cuenta, estás enviando tu dinero y tus datos a estafadores. No se detienen en cobrarte el peaje falso: aprovechan para robar credenciales o incluso vaciar la cuenta.