Los parquímetros se han actualizado mucho con el pasar de los años y sobre todo en los países europeos. Lo extraño es que en una de las naciones más caras de la región, existen todavía modelos que parecen sacados de principios de este siglo y contrastan con la imagen de modernidad y lujo que proyectan en este Estado, muy elegido para vivir, sobre todo por los españoles.
Se trata de Andorra, un pequeño principado enclavado en los Pirineos entre Francia y España, es conocido por su economía próspera, sus hermosos paisajes montañosos y su estatus como uno de los países más caros para vivir en el mundo. Con un costo de vida elevado y una afluencia constante de turistas que disfrutan de sus tiendas libres de impuestos y estaciones de esquí, sorprende descubrir que sus parquímetros parecen haberse quedado congelados en el tiempo.
Así son los anticuados parquímetros en Andorra
Mientras el resto del mundo avanza hacia sistemas de pago modernos y digitalizados, Andorra sigue utilizando parquímetros completamente analógicos, que solo aceptan monedas, sin posibilidad de pagar con tarjetas, billetes o tecnologías NFC. El hecho de que allí haya que llevar monedas sueltas para aparcar resulta desconcertante para muchos visitantes.
A pesar de la antigüedad de estos parquímetros, los habitantes de Andorra parecen haber aceptado esta peculiaridad como parte de la vida cotidiana. Sin embargo, para los turistas, especialmente aquellos que están acostumbrados a sistemas mucho más modernos, el hecho de tener que buscar una tienda para cambiar billetes por monedas puede resultar una molestia inesperada.
Un parquímetro injustificable para los costos de este país

La falta de modernización de los parquímetros en Andorra es aún más sorprendente si se tiene en cuenta que el país ha sido un destino clave para turistas de alto poder adquisitivo. El contraste entre la tecnología disponible en sus lujosos centros comerciales y la situación de los parquímetros refleja una paradoja curiosa en el desarrollo del país.
Mientras que este país ha avanzado en muchos otros ámbitos, como el comercio, el turismo y el sector financiero, la infraestructura básica de su sistema de estacionamiento parece haber quedado relegada. El mantenimiento de estos parquímetros analógicos podría explicarse en parte por el tamaño reducido del país y una posible falta de urgencia en modernizarlos. Con una población que apenas supera las 77.000 personas, no tiene la misma presión que grandes urbes, como Madrid o Barcelona, para actualizar su infraestructura de aparcamiento.