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Opel Mokka-e. Lo probamos

La electrificación es un hecho imparable, eso ya nadie lo pone en duda. Por eso todos los fabricantes enfocan sus novedades hacia esa tecnología. También el potente grupo Stellantis, formado por la unión de PSA y FCA. Y en este escenario se sitúa Opel, que trata de hacerse hueco como la única marca alemana en este nutrido conglomerado, ofreciendo la tan apreciada tecnología germana a un precio asequible.

Actualmente Opel cuenta con 7 modelos electrificados, a los que se sumarán antes de que concluya el año los nuevos Astra, Movano y Vivaro-e HIDROGEN, esta última alimentada ya con una pila de combustible. En 2024 toda la gama contará al menos con una variante electrificada en sus filas.

Una amplia gama electrificada

Ya hemos hablado y probado modelos como el Corsa-e eléctrico o el Grandland X híbrido enchufable. También hemos conocido las variantes eléctricas del Combo-e Life y el Zafira-e Life, con sus respectivas versiones comerciales Combo-e Cargo y Vivaro-e. Ahora nos hemos puesto al volante de su última novedad, el Mokka-e, un modelo que da un salto cualitativo abismal con respecto al modelo anterior, además de estrenar la nueva línea de diseño Opel Vizor con su característica imagen frontal.

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Nuestro protagonista mide 4,15 metros de longitud, 1,79 de ancho y 1,53 de alto. La distancia entre ejes alcanza los 2,56 metros. Si por fuera llama la atención por su forma original, cortos voladizos, la mencionada parrilla frontal perfectamente integrada en negro y un coeficiente aerodinámico de 0,32 (Cx), también el interior se remata con una puesta en escena más avanzada y sofisticada. De hecho estrena el Opel Pure Panel, que integra dos pantallas digitales de hasta 12 pulgadas para el cuadro de mandos, y de hasta 10 en el caso de la táctil que se ubica en la parte alta del salpicadero. Y se acompaña de varios mandos físicos aparte para que se pueda manipular de una manera más intuitiva.

Ergonómicamente no encontraremos mayor problema. La calidad con la que se remata el conjunto es buena, sin más. Su contenido tamaño y el acceso a las plazas traseras le sitúan más como un vehículo de 'capricho' por diseño que en un SUV de corte estrictamente familiar. Decimos esto porque delante iremos muy agusto, pero la habitabilidad en las plazas traseras no es precisamente de las mejores en su categoría y el túnel central es algo voluminoso. Por su parte, el maletero ofrece 310 litros, un volumen también ligeramente inferior al de sus principales rivales.

324 kilómetros de autonomía

El sistema eléctrico es el conocido en otros modelos de Opel, como el Corsa-e. El motor ofrece una potencia de 100 kW (136 CV) y 260 Nm de par máximo. Se alimenta con la energía que le proporciona una batería de iones de litio de 50 kW de capacidad (46 útiles), que está refrigerada por agua con glicol, pesa 345 kilos y contempla una garantía de 8 años o 160.000 kilómetros. La autonomía homologada en ciclo WLTP es de 324 kilómetros.

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Su rango de acción da juego más que suficiente para las necesidades de uso diarias de la mayor parte de los conductores. Y si necesitamos recorridos de mayor calado la batería admite cargas de hasta 100 kW en corriente continua, aspecto que nos permite recargar un 80 por ciento de su capacidad en apenas 30 minutos. Es una solución tan útil como de uso esporádico porque el precio de la recarga se dispara. Lo aconsejable es que en casa instalemos una wallbox de 11 kW que nos permite realizar una recarga al completo en 5 horas y 15 minutos, o lo que es lo mismo, almacenar energía para cubrir 100 kilómetros cada 10 minutos. Si nos decantamos por esta solución habrá que apostar por el cargador embarcado de 11 kW, que es opcional.

Recargas y climatización remotas

El de serie es 7 kW, que es otra forma más asequible y hasta lógica, ya que la 'operación recarga' se sitúa en 7 horas y 30 minutos. Por lo tanto es perfectamente válida para realizarla a lo largo de la noche, que es cuando se ofrecen unas tarifas más atractivas. Además, podemos realizar la carga de manera remota desde nuestro smartphone, lo mismo que programar la climatización del habitáculo, gracias a la aplicación MyOpel. Ya en marcha el Mokka-e incorpora una bomba de calor para que la autonomía se resienta lo menos posible.

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Todo esto está muy bien, pero hay que ponerse al volante. Y no hay sorpresas, como suele ocurrir con este tipo de vehículos, donde el refinamiento y la suavidad son una constante. Apenas hay ruido, menos aún vibraciones, y la respuesta al acelerar es inmediata siempre, sobre todo al iniciar los primeros metros. Es capaz de acelerar de 0 a 50 km/h en 3,7 segundos y cubrir el 0-100 en 9,0 segundos, mientras que la velocidad máxima está limitada a 150 km/h.

Tres modos de conducción

Estas cifras, así como la máxima potencia, las obtendremos siempre y cuando activemos el programa Sport en el asistente de modos de conducción. También ofrece un modo Normal que reduce la potencia a 80 kW (109 CV) y el par a 220 Nm, mientras que la opción ECO limita sus números a 60 kW (81 CV) y 180 Nn, respectivamente, suficientes para el tráfico urbano y sus alrededores. Además, si vamos en ECO y necesitamos un aporte extra de potencia, al pisar el acelerador a fondo se activa una función 'kick-down' que nos sacará del apuro con un aporte extra de CV y par. En cualquier caso, apostemos por un programa u otro, también varía ligeramente la respuesta de la dirección y del acelerador.

Lo cierto es que el Mokka-e se desenvuelve con gran soltura en prácticamente todos los escenarios. En ciudad su altura y maniobrabilidad son aliados perfectos, mientras que la etiqueta 0 emisiones nos permitirá contar con ventajas a la hora de aparcar en las zonas de estacionamiento limitado, acceder sin problemas incluso con restricciones de movilidad o utilizar el carril BUS-VAO.

Consumo muy aceptable

En carretera, con el modo Sport, es lo suficientemente rápido y ágil como para no defraudar. Incluso da la sensación de ir más asentado que el resto de la gama, ya que el centro de gravedad está más bajo debido a la ubicación de la batería bajo el piso. El peso total del vehículo es de 1.598 kilos. Pasando un buen rato el consumo fue de 18,9 kWh. La media combinando un poco por cada escenario, ciudad, carretera y autovía, fue de 16,4 kWh, una cifra llamativa porque no hicimos precisamente miniconsumos y la climatización en un día tremendamente caluroso estuvo siempre conectada.

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Por último, el Mokka-e brilla con luz propia en cuanto a su generosa oferta de personalización, con llantas de aleación de hasta 18 pulgadas en cuatro tonos diferentes, capó y techo bitono… También la dotación en seguridad está cubierta con elementos como un adaptador inteligente de velocidad, alerta de cambio de carril con función de mantenimiento de trayectoria, alerta de colisión frontal, frenada de emergencia en ciudad, control del ángulo muerto o una cámara de visión panorámica. El confort se cubre con detalles como asientos con función masaje, estacionamiento automatizado o freno de mano eléctrico, mientras que muy pocos rivales pueden presumir de un elemento tan avanzado como los faros matriciales Intellilux.

El precio del Mokka-e es de 29.000 euros, aunque si aplicamos el vigente Plan Moves la factura se queda en 22.000 euros, una tarifa muy atractiva si la comparamos con el resto de la gama térmica.