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Conducimos el Opel Corsa GSi. Un juguete muy divertido

Aunque las siglas GSi (Grand Sport Injection) nacieron en 1984 de la mano del Kadett de 115 CV, en lo relativo al Corsa GSi su historia comienza algo más tarde. La primera generación del utilitario de Opel, lanzada en 1982, había recibido pocos después de su aparición una versión SR de 75 CV que, por aquel entonces, hacía latir con fuerza el corazón. Y no digamos cuando se convirtió en Corsa GT y pasó a rendir 80 CV. Era una época en la que ese tipo de evoluciones tenían más importancia para el aficionado de lo que hoy podríamos imaginar. Aunque el salto definitivo se produciría en 1987, cuando Opel desveló el primer Corsa GSi, con una potencia de 100 CV que entonces ya era una cifra muy seria, sinónimo de máxima diversión. Tras aquel GSi pionero derivado del Corsa A, las tres siguientes generaciones del Corsa contaron también con su correspondiente versión GSi, y cada vez con más potencia: 109 CV en el segundo, 125 en el tercero y 150 en el cuarto. Aunque la marca alemana, en paralelo, apostaba también por la nueva denominación OPC (Opel Performance Cars), reservada a versiones de carácter todavía más radical (en Astra, Vectra, Zafira, Insignia y Corsa, e incluso en el Meriva), y que acabó desplazando de la gama Opel a las siglas GSi.

Con un 1.4 Turbo y 150 CV

Pero los tiempos cambian, los gustos varían y las estrategias de los fabricantes también lo hacen, y en la firma de Russelsheim decidieron dar un nuevo giro a su familia más dinámica, que fue eliminando los modelos OPC e irá adoptando versiones GSi progresivamente. En ese retorno de las famosas siglas el primer capítulo fue protagonizado por el actual Insignia, cuyas dos carrocerías, Grand Sport y Sports Tourer, se combinan con un motor diésel de 210 CV y otro de gasolina de 260 CV para dar lugar a los Opel Insignia GSi. El Corsa GSi que ahora llega a España con un precio de 21.500 euros (descuentos y promociones no incluidos) no alcanza unos valores de potencia tan altos, y de hecho queda bien lejos de los 207 CV que rendía la versión OPC comercializada hasta el pasado año; pero los 150 CV de su motor 1.4 Turbo le franquean el acceso al universo de los pequeños deportivos. No en lo que podríamos llamar Primera División, donde militan modelos como el Ford Fiesta RS, el Peugeot 208 GTi, el Renault Clio Sport R.S. o el Volkswagen Polo GTI (alcanzan o superan los 200 CV), pero sí en un segmento inmediatamente inferior donde podemos encontrar, por ejemplo, un Ford Fiesta Sport 1.0 EcoBoost de 140 CV o un Seat Ibiza FR 1.5 TSI de 150 CV. Es decir, utilitarios muy rápidos, pero preocupados también por la eficiencia y con un precio más asequible.

Además, el Corsa GSi propone una imagen realmente agresiva, digna de un coche mucho más enérgico. Disponible sólo con tres puertas, ha sido personalizado con un alerón trasero de gran tamaño coronando el portón, grandes entradas de aire, un capó más esculpido, marcadas taloneras en los laterales, parrilla frontal de nido de abeja, carcasas de retrovisores en imitación de fibra de carbono o el tubo de escape con salida cromada, así como una llantas específicas de 17 pulgadas que, en opción, podemos sustituir por unas de 18, ligadas a neumáticos Michelin Pilot Sport 4 de medida 215/40 R18, como los montados por las unidades probadas en Francia. Además, el Corsa GSi va 10 milímetros más próximo al suelo, ya que equipa el chasis OPC, que apareja también un eje trasero especial, de ocho apoyos, y la amortiguación de frecuencia variable, que ajusta su firmeza en función de las condiciones de la carretera. Además, los frenos incorporan pinzas pintadas en rojo y se han reforzado para asimilar la mejora prestaciones, pues los discos delanteros son de 308 milímetros.

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Y la personalización no afecta sólo al exterior o a la parte mecánica, pues el interior es mucho más deportivo (pedales metálicos, volante y palanca forrados en cuero…) que en el resto de la gama Corsa. Sobre todo si pedimos los asientos Recaro opcionales, de estupenda sujeción y cuyo precio se dará a conocer en breve. El equipo de serie, en cualquier caso, es completo, pues incluye espejos exteriores eléctricos y calefactados, control de crucero, lunas traseras oscurecidas y luces diurnas LED; y hay bastantes extras para personalizar la dotación, incluso con asistentes de seguridad de última generación.

Alcanza los 207 km/h

El motor que encontramos bajo el capó no es nuevo, pero podemos definirlo como un valor seguro, con sus 150 CV a sólo 5.000 vueltas o un correcto par máximo de 22,4 mkg. Disponible sólo con el cambio manual de seis marchas, cuyos desarrollos se han adaptado a la nueva personalidad del coche, se anuncia una velocidad punta de 207 km/h, una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos y una recuperación de 80 a 120 km/h en quinta en 9,9 segundos, mientras que el consumo medio, en función de neumáticos o equipamiento, varía entre 6,0 y 6,4 l/100 km, de modo que las emisiones de dióxido de carbono en ciclo mixta oscilan entre 138 y 147 g/km.

Y la primera prueba de fuego a la que sometimos al nuevo Corsa GSi fue un recorrido por la frontera entre Francia y Alemania, tierras de Alsacia donde se crió un tal Sebastien Loeb y que esconden intrincados recorridos de montaña que atraviesan bosques siempre verdes y coronan puertos a cada paso. Buen escenario para llevar al límite al Corsa más deportivo, que nos recibe con sus magníficos asientos opcionales. Encontrar la mejor postura es fácil, y tras un trayecto de autovía que nos permite valorar el consumo (medimos 7,2 l/100 km circulando a 130 km/h reales) nos adentramos en las rutas serpenteantes: curvas, contracurvas, subidas, bajadas, virajes que aún conservan el adoquinado de hace décadas… Un potro de tortura donde el Corsa GSi muestra maneras, pues la dirección es rápida y bastante precisa (nos gustó más a ritmo de rallye que viajando sosegadamente por autovía), y los frenos funcionan como se espera de un pequeño GTI. O, mejor dicho, de un pequeño GSi. Además, la suspensión va claramente más firme que en un Corsa normal pero no llega a ser incómoda, aunque los 215/40 R18 opcionales sí resultan algo secos cuando superamos pequeños baches.

El coches es rápido, muy rápido; pero no una bala. De hecho, para mantener ritmos de marcha muy vivos conviene cambiar de marcha con frecuencia, pues el motor apenas empuja entre 1.000 y 2.000 rpm, y lo hace con poco nervio entre 2.000 y 3.000 vueltas. El margen idóneo de funcionamiento, si queremos disfrutar de empuje deportivo, está por encima de las 3.000 vueltas, ya que el par máximo se mantiene constante entre ese régimen y las 4.500 rpm. Ahí encontramos un brío notable, un sonido en consonancia… Sus rivales con 50 caballos extra de potencia son claramente más eficaces contra el cronómetro, pero el Corsa GSi ya permite disfrutar de las carreteras más sinuosas, y lo haremos con seguridad, porque el coche apoya bien en curva y no sorprende con reacciones imprevistas. En ese uso extremo, que no será el habitual lógicamente, le medimos unos 10 litros de media, y eso no es un valor excesivo.