Aunque las olas de calor suelen anunciarse como fenómenos puntuales, lo cierto es que el calor intenso se queda más tiempo del que desearíamos. Agosto ha vuelto a poner a prueba a conductores y vehículos con temperaturas extremas, en algunos casos superiores a los 40 ºC, que convierten cualquier desplazamiento en un reto añadido. No solo se trata del malestar físico que sienten los ocupantes, sino también del efecto directo que estas condiciones tienen sobre la carretera y la mecánica de los coches.
El asfalto puede superar fácilmente los 60 ºC, aumentando la distancia de frenado y acelerando el desgaste de neumáticos. Los motores trabajan al límite para mantener la temperatura adecuada, los sistemas de climatización se ven obligados a rendir más y la fatiga del conductor aparece con mayor rapidez. En este contexto, la prevención y el sentido común se convierten en aliados imprescindibles. Por eso, recopilar consejos prácticos y sencillos para conducir con seguridad bajo el calor no es solo útil, sino necesario para reducir riesgos.
1Revisión del vehículo antes de viajar

El primer paso para enfrentarse al calor con seguridad comienza mucho antes de girar la llave del contacto. Una revisión previa del coche es fundamental para evitar imprevistos en carretera. El sistema de refrigeración, por ejemplo, juega un papel clave: con temperaturas altas, el motor necesita un esfuerzo adicional para mantenerse en condiciones óptimas. Comprobar niveles de líquido refrigerante, aceite y líquido de frenos es una tarea básica antes de cualquier trayecto largo.
Tampoco hay que olvidarse de la suspensión ni de los neumáticos, que soportan la mayor parte del castigo del asfalto recalentado. Un neumático con la presión incorrecta o con desgaste excesivo multiplica el riesgo de reventón en condiciones extremas. Realizar este chequeo previo, aunque pueda parecer rutinario, puede ser la diferencia entre un viaje tranquilo y un contratiempo serio en plena carretera bajo el sol.