La nueva normativa europea ya es una realidad en España. Desde este mismo momento, todos los autónomos que adquieran una furgoneta para trabajar deberán asegurarse de que el vehículo incorpora los sistemas de ayuda a la conducción conocidos como ADAS. Quienes no cumplan con esta obligación no podrán matricular su furgoneta y se arriesgan a sanciones si circulan con un modelo que no incluya la tecnología exigida.
El cambio afecta directamente al colectivo de autónomos, que depende de las furgonetas para transportar materiales, repartir mercancías o desplazarse a distintos servicios. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha advertido que intensificará los controles y que su plan de vigilancia pondrá el foco en este tipo de vehículos, clave en la actividad económica del país.
5La siniestralidad, un motivo de peso

El endurecimiento normativo no llega por casualidad. La DGT ha detectado un preocupante aumento del 22,9% en la siniestralidad de las furgonetas desde 2020. La pandemia marcó un punto de inflexión: el auge del comercio electrónico y de los servicios a domicilio disparó el uso de estos vehículos, en su mayoría en manos de autónomos.
Los datos hablan por sí solos. En 2024, fallecieron 79 ocupantes de furgonetas en vías interurbanas, casi el doble que el año anterior. Los heridos hospitalizados también aumentaron un 37%, pasando de 138 a 190. Además, el 41% de los conductores que perdieron la vida dio positivo en pruebas de alcohol o drogas, lo que subraya la necesidad de reforzar la vigilancia y los sistemas de seguridad.