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Los dos nuevos radares del Servicio Catalán de Tráfico ponen 10.000 multas en tres días: Y esta es la medicina que les aplican

Los radares son herramientas esenciales para garantizar la seguridad vial, pero los conductores suelen verlos como una fuente de molestias y sanciones. En Cataluña, el reciente despliegue de dos nuevos radares remolque por parte del Servicio Catalán de Tráfico (SCT) ha generado un impacto considerable. En solo tres días, estos dispositivos han controlado a 65.000 vehículos, imponiendo 10.000 multas, lo que equivale a sancionar a 1 de cada 6,5 conductores. Estas cifras ponen de manifiesto la eficacia y el alcance de los nuevos radares, pero también han desatado un debate sobre su uso y las reacciones que generan.

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¿Una herramienta eficaz o una medida punitiva?

El debate en torno a los radares remolque plantea una pregunta importante: ¿son estos dispositivos una solución real para mejorar la seguridad vial o simplemente un mecanismo para aumentar la recaudación a través de multas?

Por un lado, su capacidad para sancionar con rapidez a un gran número de infractores los convierte en una herramienta eficaz para reducir las conductas de riesgo al volante. Por otro lado, el rechazo social sugiere que algunos sectores perciben su implementación como excesiva o incluso injusta. Para que su impacto sea realmente positivo, será crucial que las autoridades refuercen las campañas de sensibilización y transparencia, explicando claramente los beneficios que estos radares aportan a la seguridad vial.

La incorporación de radares remolque en Cataluña marca un nuevo capítulo en la gestión del tráfico. Con resultados tan contundentes en sus primeros días, es evidente que estos dispositivos tienen el potencial de transformar la seguridad en las carreteras, aunque su despliegue deberá ir acompañado de pedagogía y diálogo con la sociedad. El reto será equilibrar la eficacia en la vigilancia con la aceptación por parte de los conductores.

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