La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dado ya el pistoletazo a la primera operación salida de este verano, que tuvo lugar el primer fin de semana de julio. No será la única, porque todavía quedan otras cuatro, pero no solo tendrás que estar pendiente del tráfico o de un control de la Guardia Civil de camino a tu lugar de vacaciones.
Cada vez que cogemos el coche, nos encontramos con un sinfín de señales verticales que regulan límites de velocidad, ceda el paso, pasos de peatones, prohibición, curvas peligrosas… Y ahora la DGT ha empezado a renovar muchas de ellas para adaptarlas a la realidad vial y de paso modernizarlas desde un punto de vista social y paritario.
Por supuesto, la polémica no se ha hecho esperar, pues hay señales que han despertado debate por alterar ciertos roles tradicionales. Por ejemplo, ahora es el padre quien empuja el carrito del bebé, la hermana la que lleva al hermano al colegio o los ancianos ya no están encorvados y con bastón. A efectos prácticos, no cambia nada, pero ahora nos encontraremos señales más actualizadas, adaptadas a la realidad actual y también más paritarias.
Así se fabrican las nuevas señales de tráfico de la DGT

Aprovechando estos cambios en el Reglamento General de Circulación (RGC), la DGT ha compartido cómo es el proceso de fabricar las señales que nos vamos a encontrar en las carreteras españolas, en un reportaje que publica Informativos Telecinco. Lógicamente, se producen en talleres especializados que trabajan bajo estrictos estándares técnicos. Uno de ellos está ubicado en Córdoba, y ha sido el primero en mostrar cómo se están implementando los nuevos diseños que ha aprobado la DGT.
El material base es aluminio con lámina reflectante de alta durabilidad, diseñado para soportar condiciones extremas durante años. El proceso comienza con la impresión del pictograma sobre un vinilo homologado, que luego se lamina con un film protector. Para ello, se utilizan materiales retroreflectantes de clase 2 o superior para garantizar que la señal sea visible también por la noche, con niebla, lluvia intensa o cualquier otra situación de baja visibilidad.
Ahora que han llegado los nuevos pictogramas, los fabricantes han tenido que actualizar sus moldes y adaptar la simbología. Por ejemplo, se ha igualado la altura y el vestuario de niños y niñas en pasos escolares, y también se han representado los adultos mayores con posturas más naturales. Son cambios a priori sencillos y sutiles, pero han obligado a la DGT a revisar patrones gráficos y pruebas de visibilidad.
Y otro detalle interesante. Algunas de las nuevas señales incluyen ahora códigos QR invisibles a simple vista que registran su instalación, trazabilidad y mantenimiento. No nos influye en nada y simplemente permite a los operarios de carreteras saber cuándo se colocó, con qué materiales y cuál es el nivel de reflectancia.
¿Afectan al conductor? ¿Y al coche?

A efectos legales, las nuevas señales de la DGT no modifican ni mucho menos el significado de las anteriores. Una zona escolar sigue siendo una zona escolar, pero en términos de percepción sí que hay una intención clara de modernizar la iconografía y hacerla más neutra. Tráfico quiere que las señales sean más comprensibles, actuales e inclusivas. Al final, como sociedad evolucionamos y eso debe quedar reflejado también en la carretera.
El debate tiene más que ver con lo simbólico que con lo práctico, pero también hay algunas implicaciones técnicas. Hay conductores que apuntan a cómo puede afectar a los sistemas de ayuda a la conducción, por ejemplo, a los vehículos que tengan reconocimiento de señales. Pero es cierto que la intención de la DGT es hacer los nuevos pictogramas más legibles y fáciles de interpretar, porque hay muchas que se actualizan en el catálogo porque antes eran difíciles de entender y no por ninguna cuestión social ni de género.