La llegada de nuevos vehículos siempre genera expectación. Más aún, cuando se trata de la Guardia Civil, que pasa miles de horas patrullando las carreteras. La moto no es solo su herramienta de trabajo, es casi una extensión del cuerpo de los agentes: con ella recorren kilómetros, acompañan grandes eventos y responden a emergencias en segundos. Por eso, cada cambio en el parque móvil se analiza con lupa.
La última decisión de probar nuevas motocicletas ha levantado polémica dentro de la Agrupación de Tráfico. Los agentes, que se juegan la vida sobre el asfalto, han lanzado un mensaje claro: las nuevas motos no les convencen, y avisan de además posibles problemas al conducirlas. Una advertencia que pone en el centro de debate la seguridad y operatividad de este cuerpo clave.
3La comparación inevitable con la BMW R1300RT

Frente a la Honda NT1100, la BMW R1300RT se ha ganado el respeto de la mayoría de los agentes. Es una moto con larga tradición en cuerpos policiales europeos, diseñada específicamente para combinar potencia, fiabilidad y confort en trayectos largos. La experiencia acumulada con las BMW ha generado confianza y una adaptación natural de los motoristas de la Guardia Civil.
Durante las pruebas, muchos agentes aseguran que la BMW es más estable, ofrece una postura de conducción más cómoda y transmite una mayor seguridad. Es, en definitiva, una moto que aguanta el ritmo de trabajo extremo de una patrulla de carretera. Esa diferencia hace que la resistencia al cambio hacia la Honda sea aún mayor.