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Northgate te enseña las diferencias entre renting flexible y leasing

Tanto el renting flexible como el leasing son modalidades de alquilar un vehículo, pero coinciden en poco más. Northgate Renting Flexible, compañía que cuenta con una plantilla de 1.000 profesionales, una flota con más de 55.000 vehículos y cerca de 10.000 clientes, nos explica las diferencias entre estas dos fórmulas de disfrutar de un coche.

Un leasing es un contrato de arrendamiento financiero del vehículo a medio o largo plazo, con la opción de optar por la compra del mismo al cumplirse el periodo de alquiler. El contrato de renting flexible es un servicio de alquiler a corto plazo que pone a disposición de un cliente un coche a cambio de una cuota mensual. Este último no transfiere la propiedad del vehículo, sino que cede el derecho de uso al arrendatario.

Las principales diferencias entre ambas propuestas radican en aspectos como la duración, el gasto contable y el mantenimiento.

Duración de contrato

Al estar destinado a la compra, los contratos de leasing siempre son de larga duración, normalmente de 2 a 6 años. Mientras, la duración del renting que ofrece Northgate puede ir desde un mes en el caso del renting flexible, hasta 12 meses, 24 meses o 5 años con el renting de larga duración. De manera adicional, una vez transcurrido ese tiempo, con un nuevo contrato de renting se puede volver a renovar por completo la flota de coches de una empresa, dotándola de vehículos más modernos y con mejor tecnología, diseño y seguridad.

Contabilidad

Mientras que el renting se considera un gasto y por tanto puede llegar a ser hasta 100% deducible en el pago del IVA o el IRPF, el leasing afecta al pasivo y al activo de la empresa y, si se va a realizar la compra al finalizar el contrato, contabiliza como adquisición de inmovilizado.

Mantenimiento

Según las estadísticas, alrededor del 40% del gasto de un vehículo corresponde a su mantenimiento. En un contrato de renting, el usuario tiene incluido dentro de su cuota todos los gastos y costes operativos y de mantenimiento, como el seguro, la gestión y otros elementos de desgaste. Por el contrario, el leasing no incluye el mantenimiento, por lo que es el arrendatario quien debe ocuparse de contratar el seguro y realizar las revisiones periódicas y de mantenimiento.